El maíz necesita 120/130 kilos de nitrógeno

Las jornadas Experiencia Forrajera organizadas por CLAAS continúan creciendo y se han transformado en un encuentro de alta capacitación. Hace pocos días se realizó una nueva edición en Sunchales, Santa Fe, uno de los centros de producción lechera del país. Allí se juntaron más de 300 productores y otro millar lo siguió a través de Internet.

El próximo miércoles 6 de abril, en el kilómetro 308 de la ruta 188, en Florentino Ameghino, provincia de Buenos Aires, se llevará a cabo otro encuentro. Con nuevos contenidos, y más oradores de primer nivel.

La primera parada de la recorrida a campo realizada en Sunchales hizo foco en los silajes. Allí, Juan Orcellet, de INTA Rafaela, se refirió a la fertilización en maíz poniendo el acento en los requerimientos de nitrógeno del cultivo. “En la Pampa Húmeda encontramos reducciones de los rendimientos maiceros del orden del 30% al 50% y esto es lo que explica las buenas respuestas que encontramos al agregado de nitrógeno y de azufre”, explicó el especialista.

Orcellet insistió en el diagnóstico de suelo al momento de la siembra. “Debemos considerar que el maíz requiere alrededor de 120 a 130 kilos de nitrógeno durante su ciclo, por lo tanto debemos aplicar la diferencia entre la disponibilidad de nitrógeno que nos indica el análisis de suelos y esas necesidades del cultivo”.

“Sin embargo –continuó-, este análisis no contempla el aporte de nitrógeno más importante que es el que proviene de la mineralización de la materia orgánica presente en ese suelo”. Orcellet indicó que en maíces tempranos se encontraron unos 80 kilos de nitrógeno por hectárea aportados por la mineralización durante el ciclo del cultivo y en los tardíos hubo lotes de hasta 150 kilos. “Medir a campo la mineralización es complejo –apuntó-, por lo tanto recurrimos al método conocido como `Nitrógeno Incubable en Anaerobiosis` que se realiza en el laboratorio y demora unos 7 días”. Además, el especialista de INTA recomendó prestar atención al azufre, que aumenta en forma considerable la eficiencia del uso del nitrógeno por parte del cultivo.

Gastón Añez, responsable del servicio técnico del semillero KWS, se encargó de describir las características del híbrido de maíz sobre el que se realizó la primera parada. Se trata del KM 3800 GLS, que fue sembrado en directa con una distancia entre surcos de 52 centímetros y una densidad de 65.000 semillas por hectárea. Añez indicó que el rendimiento estimado de ese lote supera los 9.600 kilos de grano y más de 41.000 kilos de materia verde por hectárea. KWS es un semillero de origen alemán que lleva varias décadas participando en el mercado local y que desde 2005 cuenta con un programa genético propio en la Argentina. “Nuestros maíces permiten realizar un ajustado manejo de las densidades de siembra de acuerdo al lote, debido a que se caracterizan por sus espigas flexibles”, dijo.

Además, agregó: “nuestros híbridos graníferos también tienen una alta aptitud silera por una muy buena relación de espiga y a la vez cuentan con un elevado Stay Green, la característica les ofrece alta digestibilidad ya que permite que sus hojas sigan verdes hasta cerca del momento de picado”. KWS cuenta con un programa de desarrollo de híbridos de maíz sileros, entre los que se destaca el KM 4360 que recomiendan para ese destino.

Hugo Ramírez, del departamento de marketing y desarrollo de fertilizantes de Bunge, explicó la fertilización realizada sobre ese lote de maíz. El especialista mostró que el tratamiento con 200 litros por hectárea de la versión de Solmix que cuenta con 28% de nitrógeno y 5,2% de azufre ofreció un alto retorno económico, ya que se obtuvo un rinde extra valorizado en 210 dólares por hectárea con un costo de 75 dólares.

Nuevos equipos

La demostración de picado se realizó con una JAGUAR 950 de CLAAS. Se trata de uno de los equipos de la nueva serie de picadoras que en esta campaña se incorporó al mercado, con algunas diferencias técnicas respecto de las anteriores. La JAGUAR 950 de la serie 497 está equipada con un motor Mercedes Benz V8, de 530 HP. La transmisión de la fuerza va directamente hacia el rotor e incorpora una mejor alimentación, con una presión constante sobre el material y un corte neto de las partículas y un picado parejo gracias a las nuevas cuchillas V-Max.

En las dinámicas a campo, la JAGUAR 950 estuvo equipada con otra novedad de CLAAS que también se incorporó en esta campaña y que promete grandes beneficios para el proceso de ensilaje. Se trata del procesador Shredlage que permite picar más largo, hasta 22 milímetros, y lograr el procesamiento del grano y la fibra. “Esto es fundamental –explicó a los asistentes José Costamagna, de CLAAS-, porque todos los nutricionistas buscan lograr una fibra efectiva que mejore el trabajo del rumen. Este nuevo cracker posibilita dañar los granos para mejorar su digestibilidad pero además ataca a la fibra en forma longitudinal, de esta  forma se facilita el trabajo de las bacterias ruminales. Esa mejor digestión del forraje deriva en una mayor productividad de leche y carne”.

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