¿Cómo evitar problemas de maltrato y estrés?

La aplicación de prácticas ganaderas que aseguran el bienestar animal se encuentra muy relacionada con la percepción de las personas sobre los animales.

El objetivo del presente trabajo es comprender parte del comportamiento de los animales, a fin de prever sus reacciones y trabajar de una manera más cómoda, rápida y segura.

Buenas prácticas en el manejo

 El trabajo a la velocidad natural de los animales y en silencio son prácticas simples y seguras para la hacienda y para la gente. El manejo ruidoso y apurado es la fórmula infalible para demorar más tiempo, generar problemas e incurrir en maltrato y estrés. La velocidad natural de movimiento del ganado bovino es el paso y no el trote.

Cuando se hacen movimientos de animales dentro de las instalaciones se debe recordar:

Los animales poseen una zona de fuga (perímetro variable que lo rodea), una zona de lucha (perímetro variable muy cercano al animal) y un punto de balance ubicado a la altura de los hombros del animal (Figura 1). Cuando una persona atraviesa los límites de la zona de fuga, dependiendo de su situación respecto al punto de balance, el animal tenderá a fugarse (escapar) en dirección contraria. Es decir, si el operario se acerca entre los 45 y 60° por detrás del punto de balance el animal caminará hacia delante y viceversa. Por el contrario, si nos acercamos más y penetramos en su zona de lucha el animal se defenderá atacándonos.

El mejor lugar para trabajar es el límite de ingreso a la zona de fuga. La amplitud de la zona de fuga depende de la domesticidad del animal (animales mansos poseen una zona de fuga de menor tamaño). Para determinarla, se debe caminar lentamente hacia el animal, hasta que éste comience a moverse. En ocasiones, cuando se invade profundamente su zona de fuga los animales al tratar de huir saltan los alambrados o la manga. En este momento la persona debe retirarse, logrando así que el animal se tranquilice. Lo peor que puede hacer es tratar de sujetar al animal para forzarlo a que baje, ya que al tomar contacto estamos incrementando la invasión a su espacio agravando la situación. Un ejemplo práctico de esto es lo que ocurre en el arreo por un pasillo o hacia un corral. Cuando el trabajador penetra la zona de fuga los animales comienzan a moverse. No obstante, si ven a la persona muy cerca se sienten atrapados y tratan de huir o en el peor de los casos de enfrentar al operario. Esto se observa claramente cuando los animales comienzan a darse vuelta y retroceder. En este momento no es aconsejable acercarse más al animal, sino simplemente retroceder a fin de reducir la presión.

Para facilitar la conducción de los animales se pueden utilizar banderas o delantales, dependiendo de la mansedumbre. Se desaconseja el uso de perros en espacios cerrados como manga y corral ya que, si bien muchas veces son utilizados para el arreo en áreas abiertas, en lugares con espacio reducido penetran profundamente en la zona de fuga y provocan gran tensión en los animales.

En los casos donde un animal se escapa, no es conveniente intentar moverlo solo, por el contrario, debido a su comportamiento gregario es preferible largar un grupo de otros animales y luego con calma mover a todos juntos.

Los bovinos poseen visión dicromática con máxima sensibilidad a la luz amarillo-verdosa y azul-purpúrea, más parecida a la visión en blanco y negro que a nuestra visión policromática. Esto hace que no se tenga una buena percepción de los planos y las superficies, es decir las sombras parecen huecos y al moverse el animal éstas aparecen de manera sorpresiva. Esto explica por qué con frecuencia se rehusarán a cruzar un área sombreada o de luz muy brillante en una manga. Debido a esto, el uso de paredes cerradas facilita el manejo.

Figura 1. Zonas de fuga, zona de lucha y punto de balance de un animal.

El número de animales por grupo es otro factor de importancia. Se debe recordar que mientras no estén apretados los bovinos se fugarán sin problemas hacia donde haga falta, así sea una balanza, una manga o un cepo. Por el contrario, si se encierra un grupo grande de animales y se los oprime, en vez de fugarse se arremolinarán o arrinconarán. Si se trabaja un lote grande de ganado, hay que cortarlo en varios grupos y comenzar por el de adelante, dejando a los de atrás en calma hasta que les llegue el turno.

Es importante reducir el periodo de encierro. Hay que minimizar el tiempo de permanencia de los animales en los corrales. Estas instalaciones deben ser lugares de paso, no de encierro. Si las distancias impiden hacer los movimientos en el día, es recomendable habilitar piquetes donde los animales tengan acceso a agua, pasto y puedan descansar.

Pautas de diseño de instalaciones

Es aconsejable que las paredes de la manga, el toril y embarcadero sean cerradas. Con ello se evita que el ganado se distraiga y en consecuencia estos se moverán con mayor fluidez. Los toriles y las mangas de paredes curvas funcionan mejor que las de paredes rectas, pero deben tener un diseño correcto. Esto funciona más eficientemente porque impide al animal que entra ver a la gente y los movimientos que hay en la otra punta de la manga, además de utilizar la tendencia natural a caminar en círculo (Figura 2). Un punto a tener en cuenta es que el bovino que está en el toril debe ver dentro de la manga, un espacio equivalente a dos largos de cuerpo ya que de lo contrario se rehusarán a avanzar si la manga parece un callejón sin salida. Las puertas corredizas al final la manga deben construirse con tubos o tablas separadas, a fin de que el ganado que se aproxima vea animales al otro lado de esta, estimulando en esta forma la conducta de seguimiento.

Es muy importante contar con un toril bien diseñado, ya que facilitará la entrada de los animales a la manga en una sola fila. Las paredes y la puerta trasera del mismo deben ser cerradas. Para evitar aglomeraciones en la puerta de acceso a la manga, una de las paredes del corral de encierro debe formar una línea recta con un lado de la manga, y la otra pared debe estar en un ángulo de 30°. Las mangas deben techarse únicamente con materiales cerrados, al igual que las básculas y otros sitios donde se maneja ganado. No deben usarse techos con espacios abiertos, pues los animales se rehusarán a circular por áreas de luz y oscuridad alternadas, que produzcan sombras en el piso.

Para realizar la inmovilización del animal se debe tener en cuenta que cuando se utiliza un cepo curvo en una manga con lados fijos, hay que tomar medidas para evitar que se eche al piso y se ahogue. Un cepo recto que no presiona la arteria carótida del animal es más seguro al final de una manga de paredes fijas. Por otra parte, los bovinos son extremadamente adversos a ser sujetados con mochetas, serán más cooperativos si se utiliza un bozal.

Finalmente, una práctica necesaria es recorrer periódicamente las instalaciones de trabajo siguiendo el trayecto del animal y así detectar las posibles fuentes de lesiones (bulones, maderas astilladas, hierros) y analizar las zonas problema donde los animales se rehúsan a pasar (contrastes de luz, ángulos mal diseñados, puertas fuera de lugar, etc.).

Figura 2. Esquema de flujo de operarios y animales en maga recta y curva.

Las instalaciones del bañadero son de gran importancia ya que pueden facilitar o complicar dicha tarea. Para generar el ingreso fluido y evitar complicaciones, se recomienda que la rampa de entrada no sea de superficie lisa y corta, sino más bien una rampa antideslizante inclinada de 2 m que se encuentra en un ángulo de 20 a 25°. La rampa debe ser antideslizante para permitir buen apoyo evitar que el animal se asuste y se rehúse a entrar. La porción de la rampa que se hunde abruptamente en el agua está escondida, y parece como si la rampa continuara. Tiene como finalidad orientar el centro de gravedad del animal hacia el agua y por lo tanto el producir la sumersión de la cabeza, evitando la necesidad de uso de la horquilla. La utilización de un techo bajo inclinado hacia el agua obliga al animal a entrar al baño con la cabeza hacia adelante y evita que este salte al centro del bañadero (Figura 3).

Figura 3. Esquema de bañadero.

Consideraciones generales

El nivel de estrés que se impone a un animal durante el manejo puede variar mucho, dependiendo de muchos factores como las experiencias previas, la mansedumbre, el procedimiento y la habilidad de los trabajadores ganaderos. Con el transcurso del tiempo los animales pueden habituarse al manejo. Sin embargo, esto no ocurrirá si el manejo les genera tensión o dolor. Debido a esto es de vital importancia que las personas encargadas de dicho trabajo conozcan el comportamiento natural de los animales a fin de interpretar sus reacciones y así realizar los trabajos planificados de una manera correcta y segura.

Eugenia Ynsaurralde y Domingo Aguilar

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