Agregar valor en origen

Sigue siendo el desafío. “Exportar granos es exportar horas de trabajo que deberían hacerse en Argentina”, dice CRA.

Este año, Argentina producirá casi 50 millones de toneladas de maíz según las primeras estimaciones. Consumimos cerca de 20 millones de toneladas, es decir más de la mitad se exporta. En Soja se producirán casi 60 millones, Aunque el 80% se procesa como harina, la mayor parte de ella se exporta también.

“Conscientes de esta realidad, el principal desafío que tiene hacia adelante la producción porcina nacional, es crecer y crecer para utilizar parte de esos granos y esa harina que hoy se exportan, para no solo transformar proteína vegetal en proteína animal sino ser un verdadero polo de agregado de valor en origen, con generación de empleo (2-3 empleados cada 100 madres), arraigo rural para la familia del pequeño y mediano productor de granos, derrame sobre las localidades vecinas con motivo de la mayor actividad comercial por la necesidad de plomeros, herreros, electricistas, albañiles, etc”, dijo Confederaciones Rurales.

“Exportar granos es exportar horas de trabajo que deberían hacerse en Argentina”, indicó. “Este crecimiento, solo será posible si nos ponemos de acuerdo y se entiende cual debería ser en gran medida la matriz productiva de nuestro país sino otra que transformar cada uno de los granos que producimos en algo con mayor valor, y eso los productores de porcinos en argentina lo sabemos hacer muy bien”.

Durante los cuatro días de ArgenCarne, del 9 al 12 de mayo, que se realiza en el predio de la Sociedad Rural de San Justo, Santa Fe, se tratarán estos temas referidos al sector porcino para que siga creciendo y consolidando como una alternativa productiva que genera gran valor agregado.

“Hoy se pretende querer ser el Supermercado del mundo, cuando en realidad podríamos ser su Rotisería. Imaginemos un solomillo horneado con papas de Balcarce, tomates de Mendoza y manzanas de Rio Negro o Neuquén. Todo ultra congelado y en el envoltorio adecuado, listo para calentar y degustar, por un japonés, vietnamita u otro consumidor del sudeste asiático, podríamos hacerlo seriamente si en realidad nos lo proponemos. Esto, es agregar valor a escala en la industria del alimento”, apuntó Confederaciones Rurales.

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