Gerardo Morales, un pelotazo en contra

Gerardo Morales trató de “payasesco” un proyecto presentado por el diputado de su partido Alejandro Cacace de dolarización de la economía. No lo hizo en la sede del comité ni en el bloque, sino por Twitter. Inclusive lo hizo dos veces, porque el primer tuit, apurado por derribar al legislador puntano desde su posición presidencial en la UCR, estaba con errores ortográficos y alguien se lo hizo notar.

El hecho no resulta anecdótico por los tiempos que corren en materia política y económica.

El gobierno nacional está deshecho, sobreviviendo a una crisis de alto nivel en la alianza que conformó la unidad en 2019 para ganar, pero que no alcanzó para gobernar.

Morales, que gobierna Jujuy junto a una de las patas del Frente de Todos, Sergio Massa, no encontró mejor forma de generar opinión pública que empatándole al peronismo.

Fue el puntano quien lo llamó a la reflexión, también por Twitter: “Estimado Presidente de mi partido: la inflación es un grave problema de nuestra economía, que lleva mucho tiempo sin solución. Creo debemos animarnos a pensar políticas que lo resuelvan, con datos y evidencias, sin prejuicios ni agresiones. Demos ese debate en el Comité Nacional de la UCR”.

 

Pero más allá del tenor o consecuencias del proyecto de Cacace está el rol que ejerce Morales como jefe de uno de los principales partidos de Juntos por el Cambio: ejerce una fuerza centrífuga, expulsora justo cuando la sociedad empieza a escudriñarlos para ver si pueden ser capaces de superar al actual gobierno el año que viene, en que se elige presidente.

Morales recibió una UCR para presidir que mejoró su performance en todo el país y que sumó protagonistas que le dan expectativas en territorios en donde estaba ausente, como CABA y provincia de Buenos Aires, Córdoba y Santa Fe, además de las provincias que ya gobierna.

A partir de ahí, su accionar ha sido más a favor de conciliar con el gobierno sobre el que debería construir una alternativa que de contener a la oposición.

Cacace no es el primer insultado por Morales. Su descalificación (¿desde qué pedestal?) ha alcanzado ya a otros dirigentes de su propio espacio, con quienes demuestra sentirse menos cómodo que en los pasillos de la Casa Rosada, en donde es recibido con reverencias por los ministros de Alberto Fernández y ostenta de ello en sus redes, o en dependencias de YPF, en donde acomodó a su esposa sin tener un solo antecedente en materia de hidrocarburos.

Nadie sabe a qué juega Morales, aunque muchos sospechan que es a romper con cualquier posibilidad de que el partido que le han entregado para presidir baje sus chances ya no de ganar, sino de discutir, siquiera, proyectos e ideas. Por ahora, confirmó su carácter de “sospechoso”, lejos del liderazgo al que lo desafían los tiempos políticos.

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