Despilfarro para todos y todas

La semana pasada se dieron a conocer los datos de las cuentas públicas nacionales correspondientes al mes de febrero. Los mismos confirman que la expansión fiscal no se detiene, por el contrario, sigue su curso alcista como si los fondos públicos fuesen ilimitados. Precisamente, el gasto público total creció un 46% respecto a igual mes del año pasado mientras que los ingresos hicieron lo propio a una tasa del 35%, es decir, los egresos subieron 10 puntos más que los recursos en el segundo mes de 2014.
En función de lo anterior, el desequilibrio resultante ascendió a 7.761 millones de pesos, 15 veces superior al registrado en igual ejercicio de 2013 cuando se había ubicado en torno a los $530 millones. De este modo, con el resultado de febrero, el primer bimestre cerró con un déficit financiero de 10.800 millones de pesos, 5 veces más que en el mismo lapso de 2013. Como si esto fuera poco, si no se tuvieran en cuenta los recursos extraordinarios que el Tesoro recibe de ANSES Y BCRA el rojo habría ascendido a $9.511 millones en el mes de febrero.
En términos absolutos, en el segundo mes del año las erogaciones crecieron en 29.300 millones de pesos, explicando el 87% de esta suba las partidas seguridad social, transferencias corrientes y remuneraciones. En forma concreta, el primer rubro creció un 41,8%, el segundo un 50% y el tercero un 41% anual. Dentro de las transferencias corrientes, se destacan las dirigidas al sector privado, que son los subsidios y que crecieron un 60% anual. También, hay otras partidas que si bien son de menor representación en el total de gastos, avanzaron notablemente tal como el déficit operativo de empresas públicas que se triplicó respecto a febrero del año pasado. Por su parte, la obra pública creció (+23%) pero mucho menos de lo que lo hicieron las erogaciones de carácter corriente.
El gasto público sigue subiendo y es récord histórico alcanzando el 45% del PBI. La pregunta es en qué se gasta porque la calidad de los servicios públicos (infraestructura, seguridad, educación y salud) nada tiene que ver con este nivel de recursos con los que dispone el Estado.Se gasta mucho y muy mal. Este modelo bien podría llamarse despilfarro para todos y todas.
Desafortunadamente, estos datos fiscales demuestran que las causas del progresivo deterioro económico de nuestro país están intactas. El agujero fiscal es la raíz de todos los problemas que padecemos: inflación, pérdida de reservas y todo lo que deriva de ello.Además, por supuesto de una creciente desconfianza en este sistema intervencionista.
Aunque pareciera que el gobierno está dando un viraje en su política e intentando contener los gastos, a través por ejemplo de la quita de subsidios al gas y al agua, debe tenerse en cuenta que esto es insuficiente. El problema es mucho más grave. Años incorporando empleados públicos, adhiriendo millones de jubilados sin aportes, lanzando numerosos programas sociales de dudosa efectividad, instrumentando asistencias sociales sin límites, sumado a una escandalosa y creciente corrupción, un descontrolado clientelismo político y despilfarros de todo tipo como “fútbol para todos” y Aerolíneas Argentinas no serán fáciles de revertir.
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