Dos países vecinos, dos maneras distintas de encarar los “Primeros Mil Días”, ese período crucial desde la concepción, en la panza de las mamás, y hasta los dos años de vida que condiciona en buena parte el futuro de los chicos. Uno de los problemas más serios y frecuentes es la anemia ferropénica (por carencia de hierro), que conspira contra el desarrollo madurativo infantil.
Según lo publicado por Clarín, en Chile tiene anemia el 14% de los bebés de hasta 18 meses y el 4% de los niños de 2 a 5 años. En la Argentina, la Encuesta Nacional de Nutrición de 2005 -último dato disponible- indica un 34% de anemia en menores de 2 años. En Chile, el sistema de salud entrega leches fortificadas y alimentos suplementados a las embarazadas, las mujeres que amamantan y los bebés y niños de hasta seis años y hay fórmulas especialmente adaptadas a prematuros y embarazadas con bajo peso; aquí, se ofrece leche fortificada únicamente con hierro a embarazadas y niños hasta los dos años.
Sergio Britos, profesor asociado de la Escuela de Nutrición de la Facultad de Medicina (UBA) y director del Centro de Estudios sobre Políticas y Economía de la Alimentación (Cepea) explica: “Si bien no tenemos una encuesta actualizada, la percepción de los equipos de salud de las provincias es que la anemia en niños pequeños no ha bajado como la Argentina se merece. Hace una década que el Ministerio de Salud entrega leche fortificada con hierro, pero existen problemas de cobertura, o la leche la toma toda la familia porque la necesitan y se diluye demasiado… Lo concreto es que ni la cantidad ni la calidad del hierro que llega a los chicos es el suficiente. Además, hay años en que se entrega menos leche. Esto tiene que ver con problemas de gestión, de transferencia de fondos o adquisición del producto y de llegada a la salita del barrio o el centro primario de atención, donde se distribuye. En la Argentina hay muchísimos programas y el de entrega de leche es, por lejos, el mejor. Sin embargo, es muy marcada la diferencia entre provincias y en las provincias, entre municipios. Esto tiene que ver claramente con el signo politico de la intendencia o la gobernación y su lineamiento con el gobierno central, con éste o con el que sea”.
El doctor Eduardo Atalah, consultor en Nutrición y Salud Pública del Ministerio de Salud de Chile y ex presidente de la Sociedad Latinoamericana de Nutrición, detalla que el programa chileno entrega en forma gratuita leches fortificadas con hierro, zinc, cobre y vitamina C y alimentos para niños de hasta seis años, embarazadas y nodrizas, con la única condición de que asistan a los controles de salud y cumplan las indicaciones médicas. “Todavía seguimos en deuda, pero estamos mejor que el resto de América latina”, dijo Atalah.
De todos modos, admite el especialista chileno, “hay que cuidarse de déficits pero también de excesos”, y en este sentido afirma que deben reducirse la cantidad de grasas y harinas y mejorar la alimentación especialmente durante el embarazo: incluir más frutas, verduras, legumbres y pescado, ya que en el país trasandino -oh paradoja- se come menos pescado que en Argentina y, en cambio, ocupa el segundo lugar del mundo, después de México, en consumo de Coca Cola.
El doctor Enrique Abeyá Gilardon, que coordina el Area de Nutrición e Infancia del Ministerio de Salud local indica a Clarín que se trabaja en una nueva encuesta nacional de nutrición para evaluar, entre otras cosas, el porcentaje de anemia en los chicos. El funcionario afirma que las causas son múltiples, entre las que se incluye la baja cobertura de leche fortificada en la población. “Además -añade-, influyen también ligadura temprana del cordón umbilical en el momento del nacimiento, que limita las reservas de hierro en el recién nacido, la baja prevalencia de lactancia materna exclusiva, la incorporación temprana de alimentos y la falta de adhesión a la suplementación farmacológica con hierro”.
Lactancia vs. Leches
Si bien la lactancia materna exclusiva hasta los 6 meses es una recomendación global de la Organización Mundial de la Salud (OMS), en la mayoría de los países no se cumple al pie de la letra, a pesar de sus múltiples y reconocidas virtudes. En Argentina, donde la licencia por maternidad es sólo de tres meses, el 60% de los bebés de dos meses toman únicamente la teta, pero la proporción se reduce al 45% al cuarto mes de vida y al 30% a los seis meses de edad. En Chile, donde la licencia post natal es de seis meses, durante el primer mes la lactancia exclusiva llega al 77%, al tercer mes es del 64% y el 43% al llegar al sexto.
Un problema no menor es que los bebés que no son amamantados deberían consumir leches de fórmula, que contienen vitaminas A y D, hierro, iodo y zinc, y que la leche de vaca jamás debería incluirse antes del año de edad. “La leche de vaca implica un exceso de calorías en la dieta, la sobrecarga renal de proteínas y de sodio y se asocia al déficit de hierro, calcio, vitaminas A, C y ácidos grasos esenciales”, advierte Britos, y además señala: “Este desequilibrio conduce a la anemia (la leche de vaca “ataca” los glóbulos rojos infantiles) y a la vez, al sobrepeso, que afecta al 30% de los chicos menores de 6 años y se incrementa al 40% en la etapa escolar”.
Para Britos, en la Argentina hay serios problemas de gestión y formación del recurso humano que atentan contra la cobertura proclamada en los papeles. “Existen demasiados programas, con financiamientos municipales, provinciales, nacionales. En el ámbito local, en el municipio, cada uno trabaja en función de cuánto, quién, cómo y cuándo le pagan. Lamentablemente esa dispersión potencia un problema muy fuerte que tenemos: el manejo discrecional de los fondos destinados a asistencia y ayuda social”.
Las opciones, de mayor a menor
1) La mejor opción para el bebé es la lactancia materna, pero si por alguna causa no toma la teta debe consumir leches de fórmula, suplementadas con los nutrientes que necesita.Si se alimenta con leche fortificada con hierro hay que prepararla en forma apropiada: en 100 cm3 de agua previamente hervida, diluir 4 cucharaditas tamaño té colmadas de leche en polvo + 1 cucharadita tamaño té colmada de azúcar.
2) Los bebés menores de un año no deberían consumir leche común de vaca, pero en aquellos casos en que no existe otra alternativa, la dilución debe seguir esta fórmula: para 100 cm3 de leche, colocar 65 cm3 de leche + 35 cm3 de agua hervida + 1 y 1/2cucharadita tamaño té colmada de azúcar.