Que ir al baño no sea una tortura

El momento de ir al baño debe ser un placer. La Fisura Anal es un problema que sufren muchas personas y que, en la mayoría de los casos, con cambios en los hábitos de alimentación puede prevenirse. El Dr. Néstor Marchetti, Jefe del Servicio de Coloproctología, nos invita a profundizar en el tema.

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La Fisura Anal es una ulceración lineal superficial del conducto anal de 1 a 2cm de longitud, causada por diferentes mecanismos. Se caracteriza por dolor intenso, especialmente en el momento de ir al baño, y sangrado anal.

La gran mayoría de las fisuras se localizan en la parte posterior del conducto anal (zona débil anatómicamente) y solo un 10% se localizan en la zona anterior (más común en mujeres). Se producen por una dilatación excesiva del ano durante el momento de ir de cuerpo o por trauma sexual. El dolor provoca aumento del tono del esfínter anal y ello conduce a vasoespasmo con disminución de la irrigación.

La fisura también puede ser secundaria a otras enfermedades como sífilis, enfermedades inflamatorias (Crohn – Colitis ulcerosa), tuberculosis, cáncer de ano, o pacientes HIV positivos. Se pueden ubicar en cualquier lugar de la circunferencia anal, ser menos dolorosas y de bordes irregulares.

La Fisura es aguda cuando es bien superficial, de bordes planos, de pocas semanas de evolución. La Fisuracrónica presenta bordes indurados, es más profunda, con un plicoma externo indurado (hemorroides centinela) y un pequeño pólipo interno (papila hipertrófica).

¿Cómo tratarla?
Los pacientes que presentan fisuras suelen padecer un dolor intenso, punzante, que aumenta durante el momento de ir al baño y que persiste de 2 a 4hs. Se describe como si fuera un corte en la piel y suele encontrarse sangre fresca que mancha el papel higiénico. Además, pueden sentir ardor anal, secreción, moco, prurito y constipación secundaria por temor al dolor.

La consulta temprana al médico es fundamental. Con un simple examen anal es posible identificarla.

El tratamiento variará si son fisuras agudas o crónicas. Para las primeras se recomienda una dieta rica en fibras y abundantes líquidos, baños de asiento con agua tibia, pomadas cicatrizantes y analgésicos orales. En cambio, en aquellas fisuras agudas que el tratamiento médico no es suficiente y para las crónicas, con estrechez anal por fibrosis, el tratamiento quirúrgico es el indicado.

Dr. Néstor Omar Marchetti

 

– Especialista en Cirugía General

– Especialista en Coloproctología

– Especialista en Emergencias y Desastres

 

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