Prensa libre, gobierno controlado

Por Laura Rodríguez Machado*

El 7 de junio se conmemora en la Argentina el día del periodista con motivo de la publicación del primer periódico patrio, de la mano de la Gazeta de Buenos Ayres, fundado por Mariano Moreno en el año 1810. Esta fecha, más que una ocasión de mera salutación, debe servir como recordatorio de la enorme importancia que tiene la tarea que realiza el cuarto poder y lo esencial de su desarrollo independiente.

Lamentablemente, no es necesario remontarnos más que un par de años para poder recordar el calamitoso trato que recibió la prensa libre de nuestro país. Hubo quienes la tildaron de “mentirosa” y “basura” de manera pública no solo de la boca de un Ministro del Poder Ejecutivo al hablarle a todo el país mientras rompía un ejemplar del diario Clarín, sino también en cadenas nacionales de la boca de la mismísima Cristina Fernández, entonces presidenta, y vergonzosamente hasta en misiones oficiales en el exterior.

Se le declaró la guerra a los medios que no pudieron poner bajo su control, acusándolos  de los peores males que sufría nuestro país, desde crear una “sensación de inseguridad” hasta de desestabilizar al gobierno, cuando lo único que hacían era informar las cifras record de robos y asesinatos, la enorme inflación que crecía sin control, la pobreza en la que se sumergió al país y de la que tanto cuesta salir y los increíbles casos de corrupción que hoy de a poco la justicia los reafirma como ciertos.

Para el bien de los argentinos y de nuestras instituciones, este oscuro pero remoto pasado ha quedado atrás definitivamente, lo puede ver la prensa local como las distintas organizaciones internacionales que luchan por tan imprescindibles libertades, tales como Reporteros Sin Fronteras, en cuyo índice de Libertad de Prensa mejoramos 7 puestos y donde destacaron que con el nuevo gobierno “llegó el fin de la guerra entre el estado y los medios de comunicación que marcaron los años del kirchnerismo”. A su vez, de acuerdo a la Freedom House (Washington DC), en un mundo en donde el 45% de la población vive en países donde no existe la prensa libre, se destaca el caso argentino como la mejora más marcada en este aspecto de toda América Latina.

Hay que aclarar que tampoco basta con terminar con todo hostigamiento y simplemente dejar de poner palos en la rueda a la investigación del periodismo, ellos tienen un papel fundamental, son un verdadero órgano de control, pero su labor radica en desenmarañar lo que los gobiernos ocultan y es ciertamente triste que se llegue a ese punto. La transparencia es lo más básico pero a la vez más importante que una administración puede ofrecerle al periodismo y a la ciudadanía, sin temor al control que, como sus empleados, los funcionarios nos merecemos. Afortunadamente esto también es una deuda que está siendo saldada para los argentinos, y hoy, conociéndose los nuevos datos revelados por el Índice Global de Datos Abiertos elaborado por la Open Knowledge Foundation, sabemos que el país escaló 34 posiciones respecto al 2015, reafirmándose así que el cambio fue contundente y el rumbo es ahora muy claro.

Periodistas, contrólennos, estaremos allí para darles una mano.

*Senadora Nacional por Córdoba, presidente del bloque Frente Pro en el Senado.

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