Tenemos Patria

El “ir por todo”  de la presidenta Cristina Kirchner, por lo visto, incluye apropiarse de la celebración de la Fiesta de la Revolución de Mayo de 1810. Durante esos festejos dijo en un momento desde la Plaza de Mayo de Buenos Aires:“A los que me quieren como ustedes y me votaron”, evidenciando que se trataba de un acto sólo para partidarios, el cual deja afuera a todos los argentinos en su carácter de ciudadanos.

Pero hay algo más: igual que el Ministerio de la Verdad de George Orwell en su 1984, el kirchnerismo procura reescribir la  historia: “Quien controla el pasado controla el presente. Quien controla el presente controlará el futuro”.

 

Por un lado, Cristina y en su oportunidad Néstor Kirchner buscaron reescribir su historia política personal. Cuando señalan responsabilidades con respecto a la dictadura de 1976, su relato omite mencionar que ellos jamás presentaron un hábeas corpus por ningún preso político, que estaban entonces muy ocupados en incautarse de propiedades de los afectados por la Circular 1050, que cerraron filas junto a los militares en Río Gallegos en 1982, que Alicia Kirchner fue ministra en el gobierno provincial de la dictadura por varios años y que nunca hicieron ningún acto repudiando la fecha del golpe de Estado de 1976 en su largo periodo de gestión K en la provincia de Santa Cruz.

Por otro lado, el kirchnerismo quiere reescribir la actualidad y la historia política reciente. El Relato K  utiliza la falsificación deliberada  de datos, tergiversación de situaciones,  el “activismo mediático” y la imposición hegemónica de  mensajes unilaterales, a la vez que intenta deslegitimar, atacar y a veces silenciar mensajes opuestos, elevando estos procederes a una metodología de acción política,  a un esquema multiuso de  interpretación de situaciones y a una política de Estado. Todo, con un objetivo muy claro:  acumular cada vez más poder y, si es posible, perpetuarse en la conducción del gobierno.

 

Pero el kirchnerismo también tiene un propósito de reinterpretación de los hechos aunmás ambicioso. Pretende  reescribir toda la historia argentina y hacer ver que el país se refundó en 2003 y que Cristina y Néstor Kirchner son los auténticos e impolutos “libertadores” luego de dos siglos de sucesos irrelevantes o desastrosos.Tenemos patria, dice la propaganda oficial.

Se busca imponer una galería de “buenos” y “malos” revertida con respecto a una presunta “historia oficial” a la que supuestamente critican por su maniqueísmo y que, por lo tanto,  presentará idénticas falencias. Se trata de un compendio de los prejuicios más sobresimplificados de las corrientes revisionistas  en los que  hay una lucha permanente entre la patria (ellos y sus amigos) y la antipatria (todos los demás).

Por sobre todo, es una visión anticuada. En la historiografía académica ya casi nadie se plantea la oposición entre la historia “liberal” y revisionista: es una polémica superada, ya que cada corriente terminó aceptando elementos de sus opuestas.

La “historia oficial liberal” que critica el kirchnerismo, como aquella impulsada por Bartolomé Mitre o el Consejo Nacional de Educación en las primeras décadas del siglo XX,es casi inexistente hoy.

Las corrientes historiográficas actuales difieren en matices y temáticas mucho más complejas (predominio del papel de la política o de la economía; la movilización política ciudadana frente las manipulaciones electorales; la prensa política del siglo XIX revalorizada como actora y no sólo como fuente, etc.).

Pero no es el perfeccionamiento de la historiografía ni la búsqueda de la verdad lo que impulsa al kirchnerismo a tener una versión propia de la historia. Es simplemente legitimar sus ansias de poder y  una epopeya “nacional y popular” construida  para vencer resistencias ante sus medidas o aspiraciones autoritarias y/o de continuidad.

Uno de los vehículos comunicacionales –entre muchos otros– donde se ponen de manifiesto estas intenciones del kirchnerismo es en la señal de televisión Paka-Paka, operada por Educ.ar SE, una unidad del Ministerio de Educación de la Nación.

Fuente CANAL, MENSAJE Y SOCIEDAD 

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