Cruzando el Mississippi

Por Tocqueville en Rosario – @tocquevilleexROS

Cuando entramos en crisis, que en Argentina es como decir siempre, pareciera que nuestro plan colectivo como sociedad viene siendo el mismo, cansinamente, desde hace tiempo: salir corriendo hasta que todo se arregle. Stop, tenemos que arreglar nosotros mismos las cosas

Para muchas personas, y en especial para los afroamericanos, cruzar este río representa un símbolo de libertad.

Ese icónico cruce significaba abandonar el sur de la esclavitud y pisar tierra firme, en el norte del progreso, la libertad y la igualdad.

Soñemos, amigos; recemos, compañeros; crucemos los dedos, colegas; para que se cumplan nuestros deseos.

¿Estaremos cruzando el Mississippi de la política argentina? Maybe.

Quizás estemos borrando la delgada línea de la transición entre la memoria y el olvido. Una tensión insoportable entre la necesidad de recordar lo que no queremos ser y el anhelo de pasar página y hacer tabula rasa para pisar el otro lado del río dejando atrás el pasado.
Los humanos sólo podemos tener una visión muy imprecisa de la realidad porque estamos confinados por los límites de nuestra percepción. Y a su vez, nuestra percepción está condicionada por nuestro mindset, el conjunto de pensamientos y creencias que dan forma a nuestra mente determinando cómo nos portamos.

La “única verdad es la realidad”, decía un general, pero la realidad nunca deja de ser una construcción mental. Aun así, dentro de esa imprecisión para comprender perfectamente lo que pasa, sí sabemos que pasa algo, que quizás algo está cambiando.

¿Será éste el momento crucial, histórico, de “cancelar” el populismo y los vicios de los malos gobernantes que en buena parte de nuestro recorrido como país y al menos desde la década de los ´40 del siglo pasado, han moldeado la realidad argentina? Maybe.

Cuando entramos en crisis, que en Argentina es como decir siempre, pareciera que nuestro plan colectivo como sociedad viene siendo el mismo, cansinamente, desde hace tiempo: salir corriendo hasta que todo se arregle. Stop, tenemos que arreglar nosotros mismos las cosas. So, keep calm and carry on, calma y adelante.

Hay un tiempo por delante para apretar los dientes y mascullar alguna letanía de esta epifanía. La tragedia de Macbeth dramatiza los efectos de la ambición política de los que buscan el poder por el poder mismo, y nos da una lección sobre qué ocurre con quien se deja llevar por la ambición y quiere llegar al poder a cualquier precio, pasando por encima del interés general. Cuando la política representa la sumisión de los intereses colectivos a los fraudulentos de una minoría. Spoiler: termina mal.

A ver si esto se cumple. “El tiempo es la sustancia de la que estoy hecho. El tiempo es un río que me arrebata, pero yo soy el río” -idea borgeana- así, que será cuestión de nadar sin salvar la ropa y cruzar de una puñetera vez el Mississippi.

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