La transición de entre el gobierno saliente de Miguel Lifschitz y el entrante de Omar Perotti hasta el 10 de diciembre parece comenzar a cosechar los primeros inconvenientes.
El cambio que se dará en algunos meses hizo disparar las alarmas de empleados estatales y puestos políticos. Luego de algunos cruces verbales entre peronistas y socialistas por cómo se encontrarán las arcas provinciales una vez que asuma la nueva gestión, ya se comenzaron a agitar las aguas en torno a los pases a planta permanente de personal cuya situación laboral no está formalizada.
En este contexto, los gremios ya empezaron a jugar sus fichas y presionan al socialismo para que formalice a una importante cantidad de trabajadores contratados, pero a pesar de que las charlas con funcionarios ya comenzaron, el desfasaje de cifras que manejan en ambos bandos es notable: el gobierno dice que son 1.500, ATE dice que son 4.500. Nada más y nada menos que 3.000 puestos diferencia.
Una de las particularidades de la situación es que ATE no solo negocia con el oficialismo, sino que también tiene fuerte participación en el armado justicialista provincial, dado que el secretario general del sindicato, Jorge Hoffmann, ocupa el quinto lugar en la lista de diputados nacionales del PJ santafesino.
Más allá de lo que suceda con la discusión de estos días, la evolución de la planta de personal de la administración provincial desde la asunción del gobierno del Frente Progresista es marcada: según los números oficiales, mientras que en diciembre de 2007 había 110.962 empleados, en marzo de este año se cuentan 139.827, una incremento de casi 30 mil agentes en 12 años. Habrá que volver a revisar los números a fin de este año.
REDACCIÓN ON24
