Enseñando a restaurar y reciclar muebles reunieron una comunidad de casi 80 mil personas

Crearon "Cardamomo", una marca con estética bien definida que basa su identidad en la sustentabilidad

Cardamomo comenzó su recorrido como una tienda de productos orgánicos y agroecológicos hace ocho años. Aimé (psicóloga social y cocinera) y Violeta (docente, restauradora y diseñadora integral), dos hermanas oriundas de la localidad de Sanford, eligieron una casa de Pueyrredón entre Rioja y Córdoba para instalar su marca y comenzar a crecer en Rosario. Ambas fueron decorando el local con un mobiliario particular, reciclando muebles antiguos, muchos, heredados de sus familiares. En poco tiempo, la decoración y las refacciones se fueron ganando el estrellato dentro de la tienda. Así fue como decidieron empezar a ofrecer cursos y talleres de restauración y reciclado de muebles. En 2017 abrieron una cuenta de Instagram para mostrar sus trabajos y brindar recomendaciones y lograron llegar a casi 80 mil seguidores.

Cuando las dos hermanas decidieron instalar su marca, decidieron tomar la sustentabilidad como eje del negocio. Con el fin de lograr una estética acorde con esa identidad, diseñaron un mobiliario propio, restaurando muebles antiguos. “Nuestra idea era darle al local un aspecto vintage. No queríamos cosas industrializadas. Lo que nos empezó a ocurrir fue que la gente entraba y preguntaba por los muebles en lugar de por la mercadería”, cuenta Violeta. “Al contar la historia de los muebles, nos empezamos a encontrar con que la gente nos compartía relatos de cómo había desaprovechado los suyos”, completa Aimé.

“Insistieron tanto que pensamos en incorporar clases de reciclado y restauración”, explica Violeta. Poco a poco, talleres de restauración de muebles comenzaron a convivir con la actividad de la tienda. Las actividades les permitieron combinar algunas de sus pasiones: Violeta fue docente de nivel primario, secundario y terciario; Aimé estudió cocina. “Organizábamos talleres que constaban de uno o dos encuentros y tratábamos de que fuera un lugar de encuentro para los asistentes. Los recibíamos con todos los materiales listos y servíamos café, jugo o matcha acompañados de petit food que yo preparaba”, explica esta última.

Desde un principio, habían mantenido una cuenta de Facebook en la que comercializaban los productos de Tienda Cardamomo. Sin embargo, en 2017 decidieron mudarse a Instagram y comenzar a compartir contenido relacionado al trabajo en el taller. Actualmente cuentan con una comunidad de casi 80 mil seguidores y alimentan sus historias y feed prácticamente a diario. “La gran mayoría de los alumnos que pasaron por acá nos sigue en Instagram. Tenemos un público al que mayormente conocemos personalmente”, dice Violeta.

Este año, las redes y la virtualidad tomaron un rol más protagónico en Cardamomo. La cuarentena impidió organizar cursos presenciales, por lo que debieron acelerar el proceso de volcarse a brindar talleres en su sitio web. “Es una linda experiencia porque, más allá de que extrañamos lo presencial, conocimos mucha gente de otros países y de otras provincias de Argentina. Hay mucha gente que rescata como parte positiva de la pandemia el haberse podido acercar a los cursos”, dice Violeta.

Más allá de la comunidad que consolidaron en la reconocida red social y del alcance internacional, dicen que el término “influencer” lo viven responsablemente. “Creemos que tiene que ver con el grado de confianza que te da una persona y no tanto con la cantidad de gente que te sigue. Más allá de que se trate de una persona o de mil, tratamos de darles lo que podemos con la mayor responsabilidad posible”, concluyeron.

 

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