Un gas que podría complicar la producción de forraje

El aumento de la cantidad de este compuesto en la atmósfera podría afectar negativamente al raigrás.

En la Región Pampeana, el raigrás anual es un excelente recurso forrajero que vive en simbiosis con un hongo que, sin ser tóxico para los animales, le brinda una mayor tolerancia a plagas, sequías o altas temperaturas. Hoy, en el marco del cambio climático, un nuevo estrés amenazaría la continuidad de esta asociación ‘benéfica’: el ozono (O3), un gas en aumento en la atmósfera. Un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA (FAUBA) halló, en condiciones controladas, que un nivel alto de O3 en el aire redujo tanto la biomasa de semillas de las plantas de raigrás con endófito como la capacidad de supervivencia del hongo. La investigadora discute los impactos potenciales sobre la producción ganadera.

“En mi tesis de doctorado estudié cómo una concentración alta de ozono en la atmósfera podía modificar la simbiosis entre la gramínea Lolium multiflorum —o raigrás anual— y el hongo endófito Epichlöe occultans. Lo hice no sólo porque esto casi no estaba documentado científicamente, sino también porque este pasto es muy productivo en la estación fría en la Región Pampeana, justamente cuando otros forrajes producen poco. Y eso tiene bastante que ver con la relación entre los dos ‘socios’ de esta simbiosis”, dijo Andrea Ueno, docente de la cátedra de Ecología de la FAUBA.

Andrea explicó que a la simbiosis entre E. occultans y raigrás se la considera ‘benéfica’ porque las dos partes obtienen ventajas. Por un lado, el hongo genera unos compuestos químicos —llamados alcaloides— que le permiten al raigrás tolerar varios estreses bióticos y abióticos. Por el otro, las plantas le brindan protección y medio de dispersión al hongo, que al estar dentro de las semillas pasa por esa vía de una generación a otra. Además, recalcó la importancia de que tales alcaloides no son tóxicos para el ganado, sobre todo porque esta simbiosis existe en casi el 100% de los pastizales de la región.

“Entonces, para ver en detalle cómo el ozono afecta a la simbiosis cultivamos plantas de L. multiflorum, con y sin endófito, dentro de unas cámaras de plástico transparente de 2,5 metros de altura y techo abierto, en las que controlamos la concentración de O3 en el aire. Algunas tenían la normal en la atmósfera y otras casi el triple, un nivel que según la bibliografía puede dañar tanto al hongo como a las plantas”, señaló Ueno, quien realizó los experimentos en el marco de sus estudios de doctorado en la Escuela para Graduados de la FAUBA.

“Los resultados muestran que al estar expuestas al O3, las plantas con endófito disminuyeron un 17% el esfuerzo reproductivo. Dicho de otra manera, en una atmósfera rica en ozono, las plantas en simbiosis con E. occultans destinan un 17% menos de energía a producir semillas, en comparación con las que no tienen el hongo en sus tejidos. En este escenario, la simbiosis con el endófito no sería ventajosa para el raigrás anual”, resaltó la investigadora.

Y añadió: “También vimos que las semillas con E. occultans, sólo por el hecho de poseer a este hongo fueron menos viables que las que no lo poseían, sin importar si las plantas madre de esas semillas habían sido o no expuestas al ozono. Las plántulas que crecieron de las semillas menos viables murieron 17 días antes que las otras, en promedio”.

“El tercer resultado importante fue que la longevidad del endófito —que evaluamos en las plántulas que crecieron a partir de semillas ‘hijas’ de plantas cultivadas con alto O3— fue 4 días menor respecto de las que provenían de tenores normales de ozono”, afirmó Andrea.

Fuente: FAUBA

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