¿Soja en un calejón sin salida?

Sin embargo, lo llamativo es el bajo nivel de volatilidad que el poroto ha presentado en los últimos tiempos en el CBOT. Para la posición más cercana, aquella que vence el noviembre, la rango entre los máximos y mínimos desde el 24/08 (el fatídico lunes negro para los mercados de capitales a nivel global) no alcanza siquiera los veinte dólares, y sólo un día la variación entre ajustes superó el 2%.

¿Qué es lo que permite que persista semejante apatía en la evolución de la oleaginosa? Continuando con el espíritu del artículo presentado a principios de esta edición del Informativo Semanal, buscaremos algunos factores que expliquen el movimiento del mercado en las últimas semanas. La oferta y la demanda han actuado como fuerzas contrapuestas, logrando cancelarse e impidiendo que la soja, a diferencia del resto de los cultivos, logre alejarse un poco de los mínimos de varios años que habita el mercado.

A los actuales niveles de precios, es inevitable que los compradores no salgan a rescatar el mercado haciéndose de todo el poroto posible a pesar de la misérrima coyuntura que atraviesa la economía global, en la cual la vuelta del crudo a niveles cercanos a los u$s 50 por el barril WTI parece ser una panacea universal. Los buenos márgenes de la industria china en el primer semestre promovieron una rápida salida al exterior del grueso del saldo exportable sudamericano (ver gráfico adjunto), pero el debilitamiento de la macroeconomía del gigante asiático y las utilidades de sus plantas procesadoras provocó que las ventas al exterior de la soja norteamericana hayan comenzado con un traspié (ver gráfico de tapa) Luego del fondo tocado en agosto, la lenta recomposición de las variables ha generado un nuevo interés por parte de los compradores con respecto a la oleaginosa de EE.UU., aunque el volumen comprometido al exterior continúa siendo bajo en relación al nivel esperado de producción.

 

Ni siquiera una inesperada caída de las previsiones de producción norteamericanas para el actual ciclo comercial pudo traccionar un alza considerable. En su último informe de oferta y demanda mensual, el Departamento de Agricultura norteamericano colocó a la actual cosecha de soja en un total de 105,8 millones de toneladas, 1,2 millones por debajo del nivel calculado el mes pasado. Los operadores se encontraron en lo cierto en lo que hace a la forma que tomó el ajuste, con un alza del rinde que no alcanza a compensar la reducción del área sembrada. Como descontaban analistas las proyecciones apuntan a una productividad promedio de 31,7 quintales por hectárea, no obstante, el área cosechada estimada de 33.346.100 hectáreas se encuentra unas 200.000 por debajo de lo que esperaba el mercado, y medio millón menos de lo que había sido calculado en el reporte anterior. La notable corrección tendría lugar debido a la introducción dentro de la ecuación de los datos reportados por la Farm Service Agency (FSA) del USDA, oficina encargada de gestionar los programas gubernamentales de apoyo a los productores, los cuales permitirían apreciar el grado de abandono de terrenos provocado por los anegamientos de primavera y verano.

Sin embargo, la baja de la producción para la actual campaña en los EE.UU. es sólo una cara de la moneda. Si bien el rápido ritmo de procesamiento derivó en una elevación en 300 mil toneladas del uso industrial, dicha alza de la demanda fue carcomida por una notoria rebaja de 1,3 millones de toneladas en el objetivo para el total exportado durante el ciclo actual, ajustándolo un poco más a la realidad actual de la dinámica del mercado internacional.

 

El informe también muestra una llamativa alza de la proyección para la producción brasilera del año próximo a los 100 millones de toneladas, lo cual representaría un máximo histórico para nuestro país vecino. Si bien algunas agencias han publicado estimaciones similares, otros analistas consideran el dato como ambicioso. La realidad es que las medidas cambiarias tomadas por el gobierno brasilero, si bien bruscas, incentivan a los productores a dedicarse de lleno a la oleaginosa ante la considerable mejora de los valores en el mercado interno incluso teniendo en cuenta el alza de los costos de producción. Dicha situación no podría ser más contrastante con la evidenciada a nivel local, donde con las tareas de siembra de la soja de primera próximas a iniciarse, los primeros relevamientos con respecto a los planteos parecen tener como lema de cabecera la austeridad.

En el mercado físico local, la tesitura no difirió considerablemente de aquella de la semana pasada. La plaza se mostró relativamente activa en términos de ofrecimientos, pero el volumen operado no fue considerable. Los vendedores con lotes de varios miles de toneladas buscaron obtener valores por encima de los $2150 la tonelada como para entregar el poroto, aunque los compradores estaban dispuestos a pagar algo menos. La industria fue la más interesada desde la demanda, elevando sus ofertas progresivamente desde unos $2100 hacia los $2150. A diferencia de lo sucedido con el maíz, las referencias sobre cosecha nueva siguen siendo muy escasas. La mayoría de los negocios pactados en SIO Granos son a fijar, y los pocos que se acuerdan a precio hecho muestran valores de entre u$s 213 y u$s 220 para entregas a partir de abril.

Autor: Nicolas Ferrer – BCR

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