No solo comida y combustible

Los múltiples usos del maíz abren enormes posibilidades de desarrollo e inversión. Futuro en los biomateriales

La Argentina está pasando de la agroindustria a la bioindustria. Lo que antes eran residuos hoy es materia prima energética; y con maíz se hacen desde pañales hasta pegamento de libros.

Pero ese mundo nuevo precisa condiciones para desarrollarse. Sobre lo que hay y lo que falta debatieron los expertos que se dieron cita en la pasada edición del Congreso de Maizar, la Asociación de la Cadena del Maíz.

Para Andrés Murchison, secretario de Alimentos y Bioeconomía del Ministerio de Agroindustria, hay una definición de bioeconomía, pero, “en realidad, es una nueva forma de organizar la producción industrial, cimentada en lo local y la economía circular”. En ella, a partir de una producción primaria, se generan alimentos, energía, materiales e insumos para otras industrias, “incluyendo el concepto de producción sustentable, capturando carbono y reemplazando combustibles fósiles”.

Murchison enfatizó que se trata de producciones con mayor valor agregado, cuyos pilares son la transformación en origen, el desarrollo y empleo local, las bioenergías distribuidas y los nuevos procesos biotecnológicos.

El maíz, que es uno de los cereales con más capacidad de ser procesado, abre un campo de posibilidades para profesionales jóvenes, para producir no solo alimento o energía, sino un abanico que va desde pegamento de fuegos artificiales o libros, o crayones, hasta pañales o recubrimiento de medicamentos. Sin embargo, para que esto ocurra se requiere infraestructura, diseño de políticas públicas y marcos regulatorios; y acceso a tecnología.

El comercio internacional de los productos de la cadena crece exponencialmente y esto ofrece una gran oportunidad. Sin embargo, mientras Estados Unidos transforma internamente un 87% de su producción de maíz, y Brasil un 65%, Argentina transforma menos del 35%.

Para Anibal Ivancich, ex presidente de Maizar, y un incansable trabajador por el cultivo, es indispensable desarrollar todo nuestro potencial como cadena, en carnes, lácteos, productos de molienda, bioetanol, biogás y biomateriales.

“Hay algunos sectores, como el lácteo, que hoy encuentran situaciones particularmente difíciles. Debemos ayudarlos a sortearlas y trabajar para que la cadena de valor vaya resolviendo los problemas que afectan su competitividad”, agregó.

Recordó además que el crecimiento del valor agregado promueve el arraigo de las poblaciones en sus lugares de origen, reduciendo las migraciones y combatiendo la pobreza rural. “Es un objetivo primordial encontrar la manera de reducir los índices de pobreza del país y, con educación, esfuerzo y respeto, llevar a la Argentina al nivel que todos deseamos”, se entusiasmó.

Actividad

La industrialización de los granos de maíz y sorgo con fines energéticos es una de las actividades de mayor crecimiento en el mundo. Los beneficios de la generación de biocombustibles y biogás generan un impacto central en la economía, a nivel regional, provincial y nacional. Más allá de los biocombustibles, en el mundo actual, el desarrollo de biomateriales es la industria de mayor sofisticación y tecnología. Y la principal materia prima para producirlos es el grano de maíz.

“La apertura al mundo que experimentamos desde hace dos años y medio nos ofrece nuevas oportunidades, pero para aprovecharlas, nos obliga a trabajar sobre la competitividad”, apuntó Ivancich, señalando al mismo tiempo que los costos internos son altos en mano de obra, transporte, financiamiento, combustibles, energía y administrativos, y dejan a la Argentina en desventaja frente a otros países. “Los impuestos altos, la evasión impositiva y el retraso en la aplicación de tecnología también dañan nuestra competitividad”, dijo.

Para este experto, el trabajo público – privado es clave para diseñar políticas sustentables que permitan realizar las inversiones necesarias para agregar valor a las producciones locales. “Debemos fortalecer las instituciones republicanas, el Estado y las organizaciones de la sociedad”, subrayó.

Hay equipo

Están dadas todas las condiciones para avanzar con estos desarrollos. Hace varios años que están funcionando cinco plantas de gran envergadura y con última tecnología, que están produciendo etanol a base de maíz para abastecer el 12% de corte obligatorio de consumo interno. “También estamos desarrollando biogás, que puede convertirse en una de las principales y más competitivas fuentes de energía primaria de la Argentina, como ya está ocurriendo en otros países”, dijo orgulloso el ex titular de Maizar.

En cuanto a los biomateriales, Anibal Ivancich recordó que ya en 2016 “hicimos con Maizar un estudio junto a la provincia de Santa Fe para desarrollar en la provincia la industria de los biomateriales, una de las industrias de tecnología más avanzada que existe hoy en el mundo”. Por cierto, hoy ya existen algunos emprendimientos en el país.

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