La molinería contará con cantidad y calidad para trabajar con normalidad

Los futuros de trigo cotizantes en Chicago finalizaron la semana con bajas superiores al 3%, presionados por las buenas perspectivas climáticas en pleno avance de la siembra del cereal rojo duro de invierno y la activa competencia que enfrenta Estados Unidos en el mercado de exportación, en el que India y Australia se avizoran como los principales proveedores de los mercados asiáticos durante los próximos meses. El reciente fortalecimiento del dólar frente al resto de las monedas ejerció presión adicional.

Hasta el último fin de semana la siembra en Estados Unidos alcanzaba al 86% del área proyectada, mientras que dos tercios de los cultivos implantados ya se encontraban emergiendo. En el resto del hemisferio norte los trabajos avanzan sin mayores dificultades, aunque en las regiones productoras del Mar Negro -y en especial en Rusia central- el clima adverso de septiembre motivó una importante demora que acabará reduciendo el área total respecto de la intención original. A nivel mundial, de cara a la campaña 2014/15 el Consejo Internacional de Cereales (CIC) anticipa otro incremento del área sembrada del 2,1%, hasta alcanzar un total de 225,4 millones de hectáreas.

La demanda mundial en la campaña en curso se mantiene firme, especialmente en el segmento forrajero. Algunos importadores buscan aprovechar la baja calidad de la última cosecha para adquirir trigo con destino de alimentación animal, aunque el considerable abaratamiento del maíz limita el atractivo de esta alternativa. De hecho, en Estados Unidos se avizora que durante esta campaña el consumo forrajero de trigo caerá un 25% respecto del año pasado.

Los países del hemisferio sur se encuentran en el inicio de un nuevo ciclo comercial. En nuestro país, con el comienzo del mes de noviembre y el lento avance de los trabajos de recolección en las provincias del norte del país, el empalme de cosechas ya es una realidad. Los precios récord que reflejaban la escasa disponibilidad de existencias sólo se mantienen en algunas localidades y para negocios con entrega inmediata, pagándose valores sustancialmente más bajos en operaciones con descarga a la semana o sobre finales de mes.

El ingreso de camiones a las terminales portuarias y molinos ha sido prácticamente nulo a lo largo de las últimas semanas en la zona del Up River, aunque durante los últimos días ha repuntado ligeramente en Dársena y Buenos Aires. Según datos de Williams Entregas, en esta plaza el ingreso acumulado de las mañanas de la última semana resultó de 271 unidades, siendo Pilar, Avellaneda y Burzaco los principales destinos de las unidades.

Asimismo, la proximidad de la cosecha también motivó una caída de los valores negociados con entrega en diciembre y enero. No obstante, la gran necesidad de mercadería de los compradores es un factor de sostén que compensa la caída estacional de los precios. En el recinto de la Bolsa se obtenían durante los últimos días u$s 250/ton por trigo en condiciones Cámara y u$s 270/ton con requerimientos de calidad, en ambos casos con entrega a partir del mes que viene. En Rofex, en cambio, los contratos con entrega en diciembre fluctuaron entre u$s 260 y 272 por tonelada.

La firmeza de los valores FOB le otorga a los exportadores una capacidad teórica de pago de u$s 260/ton, en línea con los precios de mercado. Esta referencia surge de restarle al valor de exportación por tonelada de u$s 352/ton el pago de derechos de exportación por u$s 82/ton y costos de fobbing por u$s 10/ton. No obstante, pese a operar en paridad y comprometer su capacidad de pago, los exportadores apenas lograron adquirir poco más de 750.000 toneladas hasta la última semana de octubre, quizás un tercio del volumen que puedan terminar colocando en el exterior.

Las estimaciones de producción continúan siendo dispares. Los más pesimistas advierten que la cosecha ha quedado por debajo de 9 millones de toneladas, argumentando que las pérdidas en las regiones del centro y norte del país no podrán contrarrestar el buen desempeño de los cultivos en el sudeste. En cambio, otros análisis anticipan una producción superior a 10 millones de ton.

De hecho, en un reporte del Servicio Agrícola Externo – FAS del USDA publicado a mediados de semana se estima una producción de 10,5 millones de toneladas, con exportaciones por 3,2 millones de toneladas y un consumo interno apenas superior a 6 millones. No obstante, lo más probable es que se termine exportando menos y el consumo interno sea superior, ante la necesidad de reconstituir stocks, destinar mayor cantidad a semillas y expandir las exportaciones de harina.

Durante las próximas semanas las evidencias serán más claras. Sin embargo, cabe destacar que la única implicancia del volumen de producción será la determinación del saldo exportable, ya que todo indica que la molinería contará con cantidad y calidad para trabajar con normalidad. Hasta que no haya un panorama más claro los exportadores permanecerán en la plaza buscando realizar operaciones.

Esta situación plantea enormes interrogantes para Brasil y su abastecimiento del cereal panadero, dada su tradicional relación comercial con Argentina. Según la firma Safras & Mercados, la cosecha del país vecino se ubicará en 4,8 millones de toneladas y es probable que sea necesaria la importación de casi 7 millones de toneladas desde diversos orígenes. Si bien los molinos ya se encuentran solicitando partidas dentro de la cuota exenta del Arancel Externo Común (AEC), esto significa que los costos de adquisición se mantendrán elevados. De hecho, en el estado de Rio Grande do Sul los precios fluctúan entre R$ 800 y 830 por tonelada, trepando hasta R$ 900 por lotes de alta calidad panadera.

Fuente: GR – Bolsa de Comercio de Rosario

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