Hay nuevas variedades que prometen mayor rendimiento y mejor adaptación

Esa fue, precisamente, la premisa del Taller de Soja de Nidera que se realizó hace pocos días en Trenque Lauquen. Desde el oeste bonaerense la semillera lanzó las nuevas variedades disponibles para la región central del país, sin dudas la de mayor aporte al volumen cosechado. Además, en ese encuentro se delinearon las principales características de los cultivares experimentales de las Súper Sojas BT que se están poniendo a prueba para las siembras de 2014.

Tres nuevas variedades de sojas RR1 llegan a la región central para las siembras de este año. Pablo Magliolo, gerente zonal del servicio técnico de Nidera que atiende el centro y sudoeste de Buenos Aires y La Pampa, se encargó de mostrar las características de esos cultivares. “La NS 4313 es una variedad indeterminada que aparece con un muy alto potencial de rendimiento para las siembras de fin de octubre a principios de noviembre, para ser usada en planteos de alta tecnología en toda la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe y los mejores lotes del oeste de La Pampa y del sur de Córdoba”, dijo el técnico. Este cultivar se caracteriza por plantas de porte bajo, con una estructura moderna, similar a la muy reconocida NA 4613 RG, con excelente perfil sanitario y resistencia a Mancha Ojo de Rana (MOR).

Otro de los nuevos cultivares es el NS 4955, que por su ciclo IV largo se ubica entre dos variedades muy difundidas de Nidera, la NA 4990 RG y la NA 5009 RG, ofreciendo respecto de estas un mayor potencial de rendimiento. “Es una variedad que representa un nuevo salto genético, que anduvo muy bien en todas las regiones del país en las que fue evaluada –dijo Magliolo-. Además posee un buen paquete sanitario y un porte un poco inferior por lo tanto creemos que es una alternativa interesante para todas las zonas en las que se siembran variedades de los grupos IV largo y V. Tiene un porte medio alto, es ramificada, y tolerante a vuelco y al síndrome de grano verde”.

La tercera novedad de Nidera es la NS 5258, que también se caracteriza por ofrecer un muy alto potencial de rendimiento, superando a la NA 5009 RG en los ambientes del sur y centro de Córdoba y de Santa Fe que es adonde más fue evaluada y hacia adonde apunta fundamentalmente su difusión. “Esto no significa que en la región centro oeste también pueda ser utilizada en ambientes restrictivos, arenosos, de siembras tempranas, como por ejemplo podemos encontrar en La Pampa”. Es una variedad ramificada, de porte medio, con tolerancia a estrés.

Por otro lado, Magliolo se refirió a la interacción entre el genotipo y el ambiente, que es un tema central al momento de enfrentarse a la elección del cultivar a sembrar en cada lote. Para ello, se basó en un esquema muy utilizado por los grupos CREA del oeste que clasifica a los distintos ambientes de la región en lomas, medias lomas, medias lomas con Thapto o con tosca y bajos que en la mayoría de los casos son dulces. “En los ambientes más restrictivos desde el punto de vista de la fertilidad, con suelos más arenosos, como pueden ser las lomas –dijo Magliolo-, los cultivares más adaptados son los de grupos más largos, con fechas de siembra de fin de octubre y todo noviembre. En los ambientes de media loma, con mejores tenores de materia orgánica que los anteriores y un poco menos arenosos, que generan una mejor expectativa de rendimiento se aconseja utilizar cultivares con ciclos un poco más cortos”.

“Cuando nos encontramos frente a los mejores ambientes, que serían los bajos dulces y que suele haber muchos en esta región, con suelos más profundos y con mayor riqueza de materia orgánica y fertilidad actual, generalmente con napas, entonces usamos las variedades más exigentes, con mayor posibilidad de rendimiento, aplicando un elevado nivel tecnológico, ya que son las que van a capturar el mayor potencial que ofrece la región, con siembras de octubre hasta mediados de noviembre”, explicó el técnico.

En la región centro oeste aparecen ambientes específicos, como son los suelos con tosca o con Thapto, que poseen un horizonte textural que impide o dificulta la penetración de las raíces y del agua. Para estas situaciones, que son frecuentes en los partidos de General Villegas, Lincoln, Ameghino, Carlos Tejedor y Pehuajó, entre otros, Magliolo explicó que “En esos ambientes la estrategia que más resultado ha dado siempre es utilizar un cultivar de ciclo largo, es decir del grupo IV largo o V, sembrado a fin de noviembre para evitar que el período de mayor sensibilidad al estrés de la soja ocurra en el momento de menor posibilidad de contar con humedad”.

Por último, Magliolo se refirió a la tendencia a reducir las densidades de siembra, tanto en maíz como en soja. “En el Oeste y el Sudoeste bonaerense se está trabajando mucho en bajar la cantidad de semillas a la siembra –explicó-, y esto puede ser una mejora para algunas variedades pero no tanto para otras. Entonces la recomendación es conocer detalladamente el comportamiento del genotipo que se va a sembrar de manera de realizar un manejo acorde. Por ejemplo, en la zona hay mucho uso propio de semilla de soja y es frecuente encontrar siembras de variedades de grupos largos con densidades de 400 mil plantas por hectárea. En los años secos eso más o menos anda, pero con condiciones de humedad se desarrollan plantas enormes, que se revuelcan y no generan rendimiento, entonces se dice que los cultivares son inestables, cuando en realidad el problema es que el manejo no es el adecuado”.

“Por lo tanto –agregó-, podemos aprovechar la capacidad de ramificar que tienen algunas variedades, como la NA 5009 RG y la NA 4990 RG, para trabajarlas a bajas densidades. Pero en los casos de grupos cortos debemos usar densidades mayores, aunque tenemos variedades de ciclo corto como la NS 4009 que se recomienda sembrar más rala para dale posibilidad de ramificar”. En síntesis –concluyó Magliolo-, la recomendación es que el productor conozca cada genotipo y use la densidad apropiada para cada ambiente.

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