El mundo nos sigue dando una gran oportunidad

El Instituto de Promoción de la Carne Vacuna Argentina (IPCVA) realizó un nuevo seminario en Bahía Blanca durante el cual se presentaron herramientas para el aumento de la productividad ganadera en la zona. “Debemos apuntalar a la transferencia tecnológica en ganadería porque el mundo nos sigue dando una gran oportunidad y necesitamos más carne”, sostuvo Gonzalo Álvarez Maldonado, Presidente del IPCVA, en la apertura del encuentro que se llevó a cabo en el Club Argentino de la ciudad, con la participación de 400 productores de la región. 

Álvarez Maldonado se refirió al reciente anuncio de la reapertura de Estados Unidos –recordó que el estudio de abogados que llevó adelante la demanda ante la OMC fue financiado por el IPCVA-, las oportunidades que presenta el mercado chino, pese a la devaluación de su moneda, el acceso la Cuota 481 de la UE y la factible recomposición del mercado ruso a mediano plazo en el marco de un mundo que cada vez produce menos carne vacuna.

Forrajes conservados

En cuanto a la búsqueda de una mayor producción de carne, Marcelo de León (INTA Manfredi), aseguró que la Argentina ya llega a cubrir dos millones de hectáreas con maíz y sorgo con destino al uso de forrajes conservados para la intensificación de los sistemas ganaderos lo cual significa que “los productores comenzaron a aplicar prácticas para no depender sólo de las pasturas”. 

La “incorporación de silaje se suma a las herramientas que permiten producir mucha más cantidad de forraje de buena calidad para usarlo en los momentos en que estamos débiles de los forrajes provenientes de las pasturas y combinarlos”, agregó. 

“De este modo –dijo- se pueden formular dietas para los vacunos que se acoplen a los distintos requerimientos de los sistemas de producción: de cría, engorde, recría y terminación”. 

Además, ratificó que se puede observar “un crecimiento muy grande de superficie destinada a silaje en el país, con un crecimiento muy grande en regiones donde se produce carne, incluso donde antes la ganadería era más pastoril y extensiva”, sostuvo. 

Para el especialista esta práctica “permite un incremento muy grande en la productividad ganadera y los kilos de carne producidos por hectárea tienen costos totalmente razonables. Por lo tanto, el resultado económico de la empresa se ve mejorado de forma muy importante”.  
“Además le da más seguridad al sistema porque tenemos el forraje, sabemos cuánto es y lo tenemos conservado en los silobolsas, picado el grano y húmedo”, concluyó.

Exportar para crecer

“El aparato ganadero argentino está en condiciones de salir a exportar y abastecer todos los mercados abiertos”, sostuvo por su parte Dardo Chiesa, Consejero del IPCVA. “La exportación es la única opción de crecimiento”.

“Por eso –agregó- debemos reclamar previsibilidad, que es el aspecto central de un negocio a largo plazo como el nuestro. Son momentos de definición política y hay que hablar de exportación”.
“La exportación implica trabajo, frigoríficos abiertos, más ganadería y divisas para el país”, enumeró para luego concluir: “No hay ganadería sin exportación”.

Por su parte, Jorge Torelli, Consejero del IPCVA por la industria frigorífica, aseguró que “a corto plazo hay que tratar de sobrevivir, y tratar de ser más productivos”.

Sin embargo, para el analista hay que “pensar” a largo plazo y para eso “Necesitamos políticas claras que apunten a que el productor actual le deje a sus hijos un negocio en marcha que ellos puedan desarrollar, porque todas las proyecciones que estamos viendo son muy promisorias”, precisó. 

“Hoy debemos elevar la productividad de los campos, obteniendo más kilos por hectárea, y esto se puede lograr aplicando mucho trabajo y tecnologías, que son sencillas y de bajo costo”. 
En cuanto a la caída de los precios internacionales,  aseguró que “en la carne no se siente tanto porque es un producto escaso y con un fuerte aumento de la demanda que tracciona sobre la oferta. De todas formas, si bien algo cayeron, la pérdida de valor viene del lado de los otros productos que se utilizan para solventar los gastos industriales y de logística en la industria frigorífica, como el cuero, la grasa y las menudencias”, aseguró.

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