Difícil situación en el delta

Da la impresión que los cómodos despachos en los que ‘trabajan’ no les permiten mirar más allá de sus narices”, advirtió a la agencia AIM el ex presidente de la Sociedad Rural de Islas del Ibicuy Armando Cadoppi.

El productor isleño señaló que, “en la medida que la problemática hídrica y de cambio de uso del suelo no se aborden técnicamente y con la participación de los isleños, la situación seguirá agravándose, terminará de generar el desarraigo de los pobladores, y destruirá un recurso único para la Argentina, el humedal del Delta del Paraná”.

Para el isleño, que padece desde hace años junto con cientos de productores el flagelo de las inundaciones en el Delta, “hay que cambiar las políticas de la provincia para lograr que aquellas actividades sustentables con el humedal y el ambiente sean rentables, y así evitar que se insista en actividades como mega diques o agricultura intensiva en el Delta o soja hasta en la última maceta del balcón…”.

En el Delta, “ya no quedan vacas ni actividades productivas para evacuar. El año pasado dos veces le pedí -en persona- al gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, trabajar en las políticas del Delta, pero hasta ahora, naranja pal´ cantor”, dijo Cadoppi, utilizando una expresión popular.

El Delta del Paraná es el reservorio de agua dulce más importante de la Argentina que abastece a más de 15 millones de personas, desde Rosario hasta la desembocadura del Río de la Plata en el Océano Atlántico, además de cumplir una función fundamental como atenuador de inundaciones y de tener una inmensa potencialidad productiva.

El licenciado recordó que “cientos de miles de viajeros pasaron por la autovía 12 en estos últimos 24 meses, entre ellos y reiteradamente, funcionarios y legisladores nacionales y provinciales que, a pesar de ver ellos mismos la gravedad de la situación, nada hicieron. Observaron y observan un mar que se extiende a ambos lados de la ruta y que abarca un millón y medio de hectáreas, pero miran para otro lado. Ahora,  una nueva inundación está ingresando al Delta, forzando a salir los pocos productores que pudieron retomar sus actividades productivas y condenando al desarraigo a los pocos isleños que aún quedan en el humedal. Da la impresión que los cómodos despachos con calefacción y teléfonos que pagamos los ciudadanos, no les permite mirar la realidad y buscan que el Delta termine por desaparecer bajo el agua”, fustigó.

Para Cadoppi, el cambio climático “es una realidad mundial que debemos asumir, pero está en manos de los gobernantes delinear políticas para atenuar los efectos que este fenómeno trajo y lograr que las comunidades y las producciones no sean devastadas después de cada fenómeno que se registre. Nosotros solo podemos actuar sobre las consecuencias y seguir reclamando para que la problemática sea abordada honesta y científicamente.  Lo que se hace en nuestro Delta del Paraná es gravísimo, ya que no solo afecta a la región, sino que sus efectos impactan sobre vastas áreas de nuestro territorio y sobre un insumo crítico para el hombre, como es el agua”.

La realidad

Cadoppi denunció que el gobierno intenta cambiar la matriz productiva de la región –forestación, ganadería, apicultura, pesca  y otras producciones, en su mayoría familiares- por agricultura intensiva basada en la modificación del entorno con la construcción de enormes diques y desviaciones de los cursos del agua. “El paso previo fue impedir que el agua invadiera los predios, pretendiendo cambiar el humedal por sistemas de tierra firme y acuáticos.Hoy la región, pese a ser la más devastada, no fue incluida, ni por el gobierno nacional ni por el provincial, en la emergencia por las inundaciones, y tampoco está siquiera en las agendas de trabajo”.

Críticas, pero también propuestas

Para Cadoppi, “es fundamental dar lugar a un debate con honestidad intelectual, donde los actores fundamentales sean los científicos especialistas en el tema y la participación de las comunidades involucradas. Lamentablemente, los funcionarios provinciales y legisladores consideran que cuando reclamamos desde el Delta por las políticas erróneas o las obras sin estudios, como el dragado del Arroyo Sagastume o el nuevo acceso a Ibicuy, los estamos atacando. Es imprescindible que entiendan que estamos desesperadamente reclamando ser escuchados y que necesitamos de un cambio de políticas urgente”.

“Los gobernantes tienen que entender que si no hay cambios urgentes, la poca población isleña terminara engrosando los cordones las grandes ciudades y dejaremos sin habitar miles de hectáreas, condenando a la pobreza a miles de argentinos. Propongo, por imprescindible y beneficiosa, tomar la propuesta del presidente, Mauricio Macri: Debatir los problemas y no escudarse en el poder para no hacerlo”.

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