Con cultivos de servicio se puede bajar un 50% en el impacto ambiental

Los también llamados de cobertura o los primeros abonos verdes en la década del 80, son el nuevo paradigma para lograr un sistema de producción agrícola más sustentable con el medio ambiente.

En Argentina trabajaron durante muchos años, sobre todo, mirando el aporte de materia orgánica que se hacía a través del sistema radicular, la generación de poros, el reciclado de nutrientes, entre otros.

El Jefe AER del INTA Rio I, Luis Lanfranconi, contó detalladamente cómo comenzaron, cuál es la importancia que tienen y porqué el avión cumple un rol fundamental en los mismos, entre otros temas.

El momento más oportuno para implantar un cultivo de servicio

“La ventaja que tenemos que ganar con el cultivo de cobertura es que cuando yo siembre no hayan nacido malezas de invierno”, comentó Lanfranconi y agregó que “si el cultivo de cobertura germina 24 hs antes que cualquier maleza de invierno toma una preponderancia muy importante y prácticamente es lo único que queda en el lote porque se va a encargar de capturar un espacio importante”. Por otro lado, los cultivos de servicio pueden generar el efecto que se llama alelopático o sea las raíces pueden secretar sustancias que inhiben la germinación de semillas y es lógico porque sería una forma que tiene de preservar un espacio para capturar recursos cuando un cultivo cuando se está implantando. De esta manera, “si uno evalúa niveles de cobertura en distintos centenos hay algunos que tienen la misma cantidad de materia seca, hay otros que tienen menos yuyo colorado que otro, por lo tanto, hay algo que está jugando un papel que marca la diferencia”, sostuvo Lanfranconi y explicó que “la posibilidad concreta de sembrar en tiempo y forma significa que yo no tengo mucho período para realizar la implantación”. La siembra tiene que estar hecha en épocas que todavía hay precipitaciones en la zona ya que es lo que va a garantizar la germinación de esa semilla, la fecha tendría que ser entre la última semana de febrero a los primeros diez días de marzo, para que no haya todavía nacido todo lo que es maleza de invierno en el lote, dependiendo cada lote en particular se puede hacer más temprano o más tarde. “Para ese período de tiempo, la siembra aérea juega un papel importantísimo por la oportunidad que yo tengo de ocupar una superficie muy amplia en poco período de tiempo o poder planificar si el lote que voy a hacer no es muy grande, si tengo pronosticado un frente de tormenta puedo salir y volar el lote con el fin de garantizar que la semilla esté en el suelo y después le llueve lo que va  a desencadenar el proceso de germinación”, explicó Lanfranconi y continuó: “Después tendremos que seguir evaluando cómo vamos a hacer la distribución de esa semilla, cuáles serán los mejores deflectores que hay para siembra aérea, cuál es la mejor altura de vuelo, etc”. El técnico opinó que “estamos haciendo con pioneros la primera etapa, nos debemos ahora la parte técnica; es decir generar una información más precisa y contundente para disminuir la variabilidad de los resultados”.

Las ventajas operativas que tiene el avión

“La principal ventaja que tiene el avión agrícola para implantar son los tiempos operativos para hacer superficies grandes de cultivo”, sostuvo Lanfranconi y agregó que “además eso me permite también ajustar esa operación de siembra cerca de un período de lluvia propicio”.  Es ideal poder sembrar con el avión un cultivo de maíz a las 48 hs que llueva. “El avión sigue jugando un papel muy importante en esa capacidad operativa que tiene de trabajo”, opinó Lanfranconi y sostuvo que “una implantación de un cultivo de servicio hoy cuesta 40 dólares por hectárea entre semilla y avión”. “El gran ahorro está en la no utilización de herbicidas durante el barbecho intermedio”. El costo para controlar malezas grandes después de una cosecha de maíz son 40 dólares en utilización de agroquímicos. De esta manera, “lo que yo estoy haciendo es adelantando la inversión ya que en vez de gastar en agosto en herbicidas y ver realmente qué es lo que queda, puedo hacer un anticipo de ese gasto en una siembra aérea y soluciono el impacto que generan las malezas entre los cultivos”, explicó Lanfranconi.

“Es una práctica que llegó para quedarse, que crezca más o menos rápido va a depender de la velocidad que pongamos en generar la información que falta, va a depender de las decisiones políticas que tomen los gobiernos provinciales para favorecer este tipo de práctica y yo creo que en el término de cuatro a cinco años vamos a ver un panorama totalmente distinto en el sistema productivo”, destacó Lanfranconi.

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