Tiene 25 años y se abre paso como ilustradora comercial en las vidrieras de Rosario

Su sello es Vikinga, un alter ego con fortaleza que Victoria Carballo eligió para mostrar su trabajo. Unió su pasión por la ilustración con trabajos de diseño comercial que son como un cuento

A María Victoria Carballo siempre le gustó dibujar. Desde chica hizo talleres de arte y ya de adolescente se decidió por el diseño gráfico. Pero además de diseñadora, “Vicky” es ilustradora. Hay algo de herencia en lo que hace, con una abuela pintora, una mamá estudiante de bellas artes y otra abuela escritora, su destino y la marca Vikinga surgió gracias a una familia que la incentivó desde el inicio. “Siempre me motivaron mcuho”, asegura.

Así, en pocos años logró amoldar un hobbie a un verdadero oficio. Comenzó mostrando sus ilustraciones en su Instagram personal con dibujos que hacía en una agenda. Empezaron a pedirle algunas caricaturas que tomaron forma en tazas con sus ilustraciones. Ese pequeño paso se convirtió en uno de los tantos objetos que forman parte de su emprendimiento. En dos años ilustró, a pedido y completamente personalizados, la vida de 600 personas en objetos.

Murales, vidrieras, y luego folletería comercial. Con fuerte foco en el lettering y la ilustración, desde Vikinga diseña todo tipo de material comercial que va desde las cartas y decoración de gastronomía hasta la folletería comercial de emprendimientos arquitectónicos. El horizonte de Vicky pareciera no tener fin, pero se abre paso con algunas cuantas ideas claras y bien decididas: “Tercerizo todo lo que sea la ejecución de objetos pequeños como tazas, agendas y cuadernos porque siempre supe que quiero concentrarme en la ilustración y el diseño. Los espacios más grandes y que requieren el trabajo directo en la superficie sí los hago yo”, cuenta.

Encontré gente muy copada para trabajar, dos o tres proveedoras con las que trabajamos muy bien, nos entendemos. Porque el de la ilustración es un trabajo en solitario, pero hay que dar con gente que te ayude a concretar cada trabajo y con las redes sociales está la posibilidad justamente de hacer redes, de conectar con otros”.

Así, de a poco pero a pasos firmes, Victoria empuja con la fuerza de Vikinga un recorrido en el diseño comercial local. En cada encargo deja su firma, un pequeño casquito vikingo que es su sello y su historia. Además de un juego de palabras con su nombre, hay un trasfondo con Vikinga y su casquito: “Representa una batalla en mi cabeza. Es muy personal, pero creo que esa marca cuenta algo de la fortaleza”.

 

 

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