Protección patrimonial y negocio inmobiliario: qué pasa con Corrientes 437

El Concejo Municipal autorizó la demolición de la propiedad ubicada en Corrientes 437/47, tras informes técnicos que confirmaron su inviabilidad funcional, económica y estructural. Aunque podrá demolerse, el terreno mantiene “protección de entorno”, lo que obliga a negociar con el área de Patrimonio antes de cualquier proyecto inmobiliario.

La comisión de Planeamiento del Concejo Municipal declaró en estado de ruina al inmueble de Corrientes 437/47, una medida que habilita su demolición tras años de deterioro. La decisión se tomó en base a un pedido del Departamento Ejecutivo y a los informes técnicos elaborados por el Programa de Preservación y Rehabilitación del Patrimonio, junto con el Centro de Calidad, Patologías y Rehabilitación de Edificios de la Universidad Nacional de Rosario.

El concejal Martín Fiatti explicó que la declaración de ruina se sustenta en tres factores: funcionales, económicos y técnicos. “En este caso, el inmueble tiene acreditadas las tres condiciones a través de un informe de la Facultad de Arquitectura. Eso es lo que habilita a bajarle el nivel de protección”, señaló. El edificio pasó de una categoría de protección directa a protección de entorno, que impone restricciones en altura y edificabilidad al estar próximo al ex Cine Imperial, todavía catalogado como patrimonio directo.

En la misma línea, el concejal Agapito Blanco aclaró que, aunque la demolición sea posible, el terreno no queda liberado para construir sin condicionamientos. “El propietario necesariamente deberá negociar un convenio patrimonial con el Ejecutivo, ya que la normativa impide levantar un edificio sobre la línea de edificación. La nueva obra tendría que replegarse para resguardar el tramo patrimonial”, explicó.

La concejala María Fernanda Gigliani, en tanto, recordó que en la última sesión se aprobó un pedido de informes sobre el predio lindero del ex Cine Imperial, lo que vuelve más relevante la preservación del entorno en toda esa cuadra.

En términos urbanísticos y de negocios, la declaración de ruina abre la puerta a un proceso que combina demolición y posibilidad de desarrollo, pero siempre bajo estrictas reglas patrimoniales. Esto significa que, para eventuales inversores, el terreno puede transformarse en una oportunidad condicionada: el valor de la tierra dependerá del convenio patrimonial que se logre acordar con el municipio y de los límites constructivos que se impongan para proteger el paisaje urbano histórico.

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