Empresarios y familia contratan instructores

Diego Manso es Instructor de OFI -Organización en Sistemas Israelíes-, empresa que brinda entrenamiento a fuerzas de seguridad profesionales y a la población civil. La demanda justamente del ciudadano de a pie se ha ido incrementando en los últimos años frente a la percepción de mucha inseguridad, fuera de control y lejos de encontrar solución.

Es así como los alumnos de Manso se componen de empresarios y sus familias que hacen cursos de varios meses de entrenamiento.

 

“El año pasado realizamos un curso de conducción evasiva y antisecuestro convocado por un empresario en el autódromo de la ciudad con mucho éxito. Dentro del segmento corporativo también nos contrataron de la empresa URG Urgencias para enseñar prevención a médicos a domicilio”.

El objetivo de Diego Manso, que transmite especialmente a sus alumnos es: llegar vivos a casa. ¿Cómo? Como prioridad uno es el aprendizaje de estrategias de prevención y llegado el caso de tener que afrontar un asalto, que esa persona sepa cómo comportarse para correr el menor riesgo posible.

“La gente tiene que entender que no tiene que hacer de héroe” destaca el instructor.

“El delincuente hace un proceso de selección de víctimas y se pueden hacer algunas cosas o dejar de hacer algunas otras para no entrar en esa selección. Por ejemplo el uso de celulares, auriculares, la desatención en general son situaciones que nos hacen más vulnerables.

Hay reportajes a sujetos detenidos que cuentan qué perfil de personas es más conveniente atacar. Si vengo con la cabeza para abajo jugando con el celular, soy mucho más fácil para el abordaje.

Este pensamiento táctico puede ser aprendido y practicado como cuando uno incorpora la conducción de un automóvil”.

Al ser consultado por el uso de armas Manso respondió,

“Mi objetivo es enseñar a quien me contrata a no poner en riesgo su integridad física. Acá no se trata de ser un héroe. En los gimnasios, sobre todo los chicos quieren aprender a pelear, pero no es lo principal. Yo no quiero que mi cliente termine en tribunales demostrando su legítima defensa.

El arma es un elemento mecánico. No es ni bueno ni malo, y opera distinto en manos de un portador profesional o de un improvisado.

Para que tengamos una idea, una persona muy capacitada tiene que ir al polígono y tirar entre 100 y 200 tiros por semana y capacitarse con personal especializado.

Yo no aconsejo comprar un arma porque no veo el conflicto como un enfrentamiento personal, veo el conflicto cuando empiezo a detectar que me quieren abordar para robarme y tengo que ver cómo puedo hacer para disolverlo sin anteponer mi ego”.

La entrevista completa en el próximo número de ON24.

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