Romina Rivas, empleada durante siete años en el espacio cultural Distrito Siete, aseguró que fue despedida en medio de situaciones de discriminación, persecución y precarización laboral. La mujer, que hizo público su relato en redes sociales, señaló además la responsabilidad de Ciudad Futura, fuerza política vinculada al espacio.
El conflicto salió a la luz tras el descargo de Rivas en sus redes sociales. “Hoy me echaron del Distrito Siete, un espacio del que me enamoré y decidí trabajar hace 7 años”, escribió, al detallar que una discusión laboral le generó un “pico de presión” que derivó en tratamiento médico y acompañamiento psicológico.
Según contó, primero fue suspendida con goce de sueldo por decisión de algunos integrantes de la cooperativa. “Asistí a algunas reuniones que ellos pidieron, a otra no porque psicológicamente no estaba bien, y a la última que voy me piden la renuncia”, relató.
Rivas también cuestionó la forma en la que se resolvió su desvinculación. “No hubo asamblea para echarme, quienes me expulsan son el presidente, la secretaria y la tesorera. Ellos dicen que no realicé mis funciones”, explicó.
La denuncia va más allá del despido y apunta a las condiciones laborales. “Desde diciembre del año pasado estamos cobrando $3.600 la hora de trabajo, no tenemos aguinaldo, el 90% de los trabajadores en negro”, afirmó. Además, sumó un ejemplo de maltrato laboral: “Una compañera volvió de su licencia por maternidad y con una cesárea la mandaban a subir cajones de cerveza al primer piso por las escaleras”.
La trabajadora aseguró que sus reclamos fueron desestimados y hasta ridiculizados. “Empecé a reclamar y obtenía como respuesta ‘acá no queremos sindicalistas’”, contó. Según su testimonio, en medio de esas tensiones, Ciudad Futura intervino en reuniones y me pidieron que me vaya.
Con dureza, cerró su descargo: “Distrito Siete es un fraude laboral, es una cooperativa con patrones. Y lo peor, lo que más duele es que están avalados por Ciudad Futura”.