La emblemática fábrica de cosechadoras Vasalli atraviesa una crisis que mantiene a sus 280 trabajadores en retención de tareas por salarios adeudados. La situación expone un círculo vicioso de deudas, caída de ventas y falta de inversión que amenaza la continuidad de la planta de Firmat.
La compañía, propiedad de la familia entrerriana Marsó, enfrenta un conflicto que combina atraso salarial, desplome en las ventas y ausencia de capital para sostener la producción. El resultado es un escenario de parálisis: trabajadores movilizados en la Ruta Nacional 33 y una negociación que, hasta el momento, no logra destrabarse.
Este martes, la empresa ofreció a cada empleado $400.000 a cuenta de la deuda que mantiene por julio, el aumento paritario, los aportes patronales y el aguinaldo. La propuesta fue rechazada por insuficiente: los trabajadores exigen un piso de $1 millón por persona para retomar las tareas.
“Estamos muy preocupados porque no vemos en el horizonte una salida de raíz del inconveniente”, explicó a ON24 Pablo Cerra, abogado de la UOM, quien además advirtió que los empleados se encuentran hoy sin cobertura de salud debido a la falta de aportes.
El círculo vicioso que asfixia a Vasalli
El conflicto laboral expone un problema estructural difícil de romper bajo las condiciones actuales. La caída de las ventas limita el ingreso de recursos, lo que impide comprar insumos y pagar salarios. Con los trabajadores en retención de tareas, tampoco hay producción para responder a nuevos pedidos, retroalimentando la crisis.
“Es un círculo vicioso: hubo ventas en su momento, pero hoy no pueden cumplirse porque no hay capital ni para materia prima ni para salarios”, graficó Cerra.
Ante la falta de cumplimiento, los empleados optaron por esta modalidad de protesta que consiste en concurrir a su puesto de trabajo pero realizar una “retención de tareas”.
Desde la empresa, en tanto, la única salida planteada hasta ahora es ganar tiempo con la entrega de cosechadoras terminadas, aunque el nivel de deuda acumulada hace inviable una solución de fondo.
Expectativas en la mesa de negociación
El Ministerio de Trabajo de Santa Fe, con la mediación del secretario Julio Genesini, actúa como árbitro en el conflicto. Sin representación nacional en la discusión, el malestar gremial crece. La próxima audiencia está prevista para el jueves 28 de agosto, pero las expectativas son limitadas.
Los trabajadores aguardan una mejora sustancial en la oferta, mientras la empresa insiste en que sus restricciones financieras le impiden avanzar. “Si no hay una inyección de capital genuino, será difícil salir de este embrollo”, advirtió Cerra.
El trasfondo preocupa: la continuidad de una planta que supo ser referente en la fabricación de cosechadoras y que hoy refleja la fragilidad de muchas empresas industriales argentinas, atrapadas entre la falta de inversión, la caída de la demanda y la presión de los pasivos laborales y financieros.