Alerta en la construcción: la deflación arranca por los cimientos

El freno en los costos que detectan los desarrolladores y la señal de alarma: algunos ya venden por debajo del costo.

Mientras la inflación sigue dominando la macroeconomía argentina, un fenómeno contrario empieza a asomar en un sector clave: la construcción privada. José Luis Acevedo, titular del Grupo Canter, advierte que los costos del sector no solo dejaron de subir, sino que algunos indicadores internos ya apuntan a una posible baja en los próximos meses. En ese escenario, algunos desarrolladores están vendiendo unidades a pérdida, algo inédito en dos décadas de actividad.

“Observo que la velocidad a la que venían subiendo los precios se ha detenido. Es más, probablemente, en la construcción específicamente, en los próximos meses entremos en un cuadro directamente deflacionario”, afirma Acevedo, uno de los empresarios con más trayectoria en desarrollos inmobiliarios en Córdoba.

Los números respaldan su mirada. En marzo, el Índice de la Construcción (ICC) subió apenas 0,9%, contra una inflación general (IPC) de 3,7%. En abril, el ICC marcó solo 0,5%, mientras el IPC fue de 2,8%. Y lo más llamativo: el costo de la mano de obra cayó casi 2%, empujando a la baja el índice general.

Acevedo va más allá y anticipa que, si se mantienen las tendencias, el costo total medido en pesos podría bajar en junio. “Algunos indicadores internos de alta frecuencia nos muestran eso”, agrega.

Mano de obra: baja de salarios y retorno migratorio

Un componente clave en la ecuación de costos es la mano de obra, que está ganando peso dentro del costo total de una obra. Hace algunos años representaba un 30% del total, y hoy se encamina a estabilizarse en torno al 40%, con el 60% restante correspondiente a materiales (cemento, hierro, aluminio, etc.).

En este contexto, la migración laboral desde Bolivia y Paraguay está resurgiendo, lo que podría contribuir a mantener contenida la presión salarial. La lógica es simple: un obrero que logre ahorrar US$ 500 mensuales (unos $600.000) puede sostener a su familia en su país de origen.

Venta por debajo del costo: una señal de alerta

El dato más disruptivo que aporta Acevedo es que algunos desarrollistas están vendiendo por debajo de su propio costo de construcción. “En mis 21 años de trabajo, es la primera vez que lo veo”, confiesa.

Esto ocurre porque los desarrollistas hoy representan apenas el 7% de la oferta de inmuebles, mientras que el 93% está en manos de particulares. Estos últimos venden sin calcular el costo de reposición, sino que operan con lógica de oportunidad: “lo compré a 100, lo vendo a 120, negocio cerrado”.

Los desarrolladores, en cambio, deben calcular no solo lo que ya invirtieron, sino lo que les costará volver a hacer ese producto. Y en ese escenario, algunos están forzados a vender a valores iguales o incluso menores a su costo, como estrategia de liquidez o para rotar stock.

¿Qué implica esta “deflación sectorial”?

Lo que ocurre en la construcción puede ser el primer capítulo de un ajuste más profundo en la economía real. La caída del costo en pesos, con un dólar más estable, permite a algunos compradores dolarizados acceder a propiedades a valores históricamente bajos. Pero a la vez, pone en tensión la viabilidad del negocio desarrollador, que necesita precios más altos para seguir invirtiendo.

La pregunta es si este fenómeno es una ventana de oportunidad para compradores, un riesgo sistémico para la actividad o el inicio de una nueva lógica de precios en el sector inmobiliario argentino. La respuesta, como siempre, dependerá de cuánto dure este escenario de estabilidad nominal y qué tan rápido se recupere la capacidad de inversión y crédito en el país.

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