El sistema financiero argentino registra señales de alerta vinculadas al nivel de cumplimiento de los créditos otorgados a personas físicas y empresas. Según datos oficiales, la morosidad en tarjetas de crédito subió 2,8% en marzo, alcanzando su valor más alto en los últimos tres años, mientras que los préstamos personales llegaron a un 4,1% de mora, el pico más elevado en nueve meses.
Esta dinámica se traduce en un deterioro general del crédito, reflejado también en el aumento de los cargos por deuda incobrable, que alcanzaron un máximo en cinco años respecto al total de activos del sistema, según el Banco Central.
En paralelo, se observa una suba significativa en el uso del mecanismo conocido como “revolving”, es decir, el saldo de tarjeta que no se paga y se traslada al mes siguiente. Según fuentes del sector, este saldo se duplicó en un año. Aunque algunos bancos adjudican parte del incremento a factores estacionales, el fenómeno se consolida como una tendencia preocupante.
Desde el plano técnico, especialistas advierten que el refinanciamiento mediante el pago mínimo implica una Tasa Nominal Anual (TNA) del 84% y un Costo Financiero Total (CFT) que puede alcanzar el 154%, lo que incrementa sustancialmente la carga de deuda.
En el ámbito corporativo, los indicadores también se deterioran. En abril, el sistema registró más de 64.000 cheques rechazados, con una tasa de rechazo del 1,3%, el nivel más alto desde 2020. Para comparar, en Estados Unidos esa tasa fue del 0,8% en 2024, según la Reserva Federal.
Empresas de sectores como comercio, construcción, industria y exportaciones enfrentan una reducción del consumo interno, caída de márgenes y mayor dificultad para acceder a financiamiento en pesos. La salida del cepo cambiario y la reconfiguración del mercado financiero también repercuten en las condiciones de crédito.
En cuanto a los hogares, un informe del Instituto de Estadísticas y Tendencias Sociales y Económicas (IETSE) revela que:
- 58% de las deudas con tarjeta están relacionadas con compras de alimentos.
- En 2025, 15% de los hogares tomó nuevas deudas, y el 12% arrastra pasivos desde 2023 o antes.
- El 56% de los hogares destina entre el 40% y el 60% o más de sus ingresos mensuales al pago de deudas.
- El 12% de las familias tiene más de tres deudas activas, un incremento de 4 puntos frente a 2024.
Según el último informe de la Asociación de Bancos Argentinos (ADEBA), la morosidad de los créditos a familias subió a 2,9% en febrero, con una tendencia ascendente en tarjetas de crédito como principal motor.
Este conjunto de indicadores muestra un aumento sostenido del sobreendeudamiento, particularmente en los hogares de ingresos medios y bajos, así como un mayor estrés financiero en sectores empresariales que hasta hace poco mantenían acceso fluido al crédito.
Frente a este escenario, los bancos y reguladores siguen de cerca la evolución de los niveles de morosidad y el uso del crédito como herramienta de consumo o financiamiento, en un contexto donde las tasas elevadas y la incertidumbre macroeconómica condicionan la recuperación sostenida de la actividad.