Non vident eam

"No la ven". El titular de la Cátedra Alberdi de Mendoza, Daniel Pereyra, analiza el discurso y propósitos presidenciales.

En forma reiterada el presidente de la Nación, Javier Milei, nos repite que Argentina tiene que sumarse a Occidente. Regresar política e institucionalmente a los valores de occidente. Volver a nuestras raíces revolucionarias que nos llevaron a ser un país referente en el mundo. Ya es tiempo de que lo hagamos. Tenemos la suficiente demostración en el fracaso en que nos encontramos por apartarnos de ellas.

El filósofo romano y occidental Marcos Tulio Cicerón decía “La evidencia es la más decisiva demostración”.

No es acaso evidente que nos ha ido mal. Muy mal. Somos cada vez más pobres y nuestros hijos proyectan su futuro fuera del país. Hace falta algo más para darse cuenta. Hoy es una certeza la decadencia. Es indiscutible.

Hoy Cicerón al igual que Milei encontraría evidente la decadencia y diría “no la ven” o en su idioma, el latín, “Non viden eam”.

El discurso del Presidente en la 142 apertura de sesiones del Congreso de la Nación reflejó la angustiante situación en la que nos encontramos y sus posibles soluciones. Sin embargo, muchos opositores, periodistas, sindicalistas, etc., solo ponderaron y escribieron ríos de tintas en relación a la intención del pacto de mayo sin profundizar sobre el fondo de la cuestión que es sin lugar a dudas la instrumentación de políticas públicas que nos saquen de la decadencia en la que estamos. Pienso en ello y coincido. No la ven.

La miopía socialista que apuesta una y otra vez a considerar a la emisión monetaria como motor de la economía nos ha llevado a una inflación sin freno que ha hecho que ya no tengamos moneda y que la mayoría de la gente haya sido estafada haciendo que el poder adquisitivo del fruto de su trabajo se vea menguado día tras día.

Las cataratas colectivistas de los gobiernos que no vieron que el problema era el excesivo gasto público que hizo que durante décadas se endeudaran para solventar erogaciones corrientes. Ayer y hoy las nuevas generaciones de argentinos son las que deberán pagar esos endeudamientos. Hoy los jóvenes no solo la ven. También la padecen.

La Conjuntivitis reguladora del accionar de los políticos se constituyó en el más grande impedimento para los argentinos. Hoy no hay libertad para los habitantes. Todo está reglado, reglamentado, medido, codificado, ordenado. Somos libres en general y esclavos en particular. La mayoría de la gente tiene que trabajar mas del 50% de su tiempo para pagar impuestos y contribuciones.

La presbicia garantista, de una parte de la población, hizo que durante mucho tiempo solo los victimarios tuvieran derechos desamparando a las víctimas. En palabras del presidente “unas fuerzas de seguridad maltratadas y pisoteadas por los gobiernos anteriores que los ataron de manos y les impidieron cumplir con su trabajo, poniéndose del lado de los delincuentes. Ejemplificado en el absurdo de soltar presos durante la pandemia” Otra vez, la gente si lo ve porque además lo siente.

El estravismo antirepublicano que destruye algo muy importante para el sistema republicano: La igualdad ante la ley. El presidente informó que se terminaría con la jubilación de privilegio de los cargos de Presidente y Vicepresidente. Algo extraordinario que nadie realizo desde el regreso a la democracia en 1983. Esto la mayoría de los políticos no la ven pero la gente sí.

La migraña ocular de la educación. Lo peor de todo, lo más doloroso. Lo más lacerante de nuestra decadencia. Hemos hipotecado el futuro de muchas generaciones. Esto se debe revertir en forma inmediata. Esta ha sido la peor ofensa a la democracia y al derecho. Seudos intelectuales impusieron su visión desde el vértice del poder estatal a los verdaderos actores del hecho educativo: maestros y alumnos, profesores y estudiantes. Nunca tuvieron oportunidades de ser ellos los artífices de su propio destino instrumentando distintos proyectos de instrucción. No hay currícula libre en la Argentina. Siempre se ordena desde la cúspide. El presidente expuso el resultado de estas políticas. “..hoy la mitad de los chicos de tercer grado no entiende que leen en Argentina y el 70% no puede resolver un problema de matemática básica. Esta es la realidad actual del país con más premios Nobel de la región, que supo ser en su pasado un faro de calidad educativa…”Se vulnera en la practica el derecho de enseñar y aprender que establece nuestra Constitución Nacional. Es tiempo que la educación en la argentina tenga una oportunidad y que el proceso de enseñanza-aprendizaje sea independiente de la política y libre. Con gran dolor debemos decir, no la ven.

La presbicia de la vieja política los hace no opinar sobre el contenido del pacto sino sobre la intención de Milei en proponer el mismo. El pacto tiene 10 puntos. Me referiré al primero: la inviolabilidad de la propiedad privada. Si solo se aprobara este tópico el país daría un paso muy positivo. Muchos dijeron que esto ya está de manera explícita en la Constitución Nacional. Es cierto. Pero resulta importante en este tiempo volver a reafirmarlo. Es oportuno. El caso Vicentin acontecido hace poco tiempo es el ejemplo más acabado que muchos dirigentes están dispuestos a violarla de manera espurea. No se dan cuenta de la importancia que tiene su respeto. No la ven.

En definitiva, muchos dirigentes no están divisando lo que ocurre, no observan lo que acontece ni siquiera en su visión periférica. No la ven.

Desconocen lo que Cicerón nos señalaba cuando afirmaba que el rostro es el espejo del alma y sus ojos sus delatores. Hoy no hay secretos en los ojos de los argentinos. La mirada de la mayoría de la gente delata un futuro mejor: la ven.

Ojalá todos los dirigentes recuperen pronto la visión de una argentina mejor. La visión de nuestros padres fundadores. La visión de Occidente. La visión de la libertad.

Fuente: Memo

Comentarios