En un nuevo capítulo de la crisis que atraviesa el sector agroindustrial argentino, la compañía Speedagro presentó su solicitud de concurso preventivo de acreedores. Con sede en Coronda, Santa Fe, y operaciones en más de 100 mil hectáreas, la firma busca reorganizar sus compromisos financieros y preservar su continuidad operativa.
La empresa atribuyó su situación a una serie de factores adversos, entre ellos la persistencia de eventos climáticos extremos y complicaciones logísticas que impactaron directamente en su cadena productiva. Según señalaron desde la firma, esta combinación de variables “afectó severamente la capacidad de pago y motivó la convocatoria”.
Fundada en 2001 por Víctor Escalas, Speedagro es conocida por su desarrollo de productos como coadyuvantes y fitosanitarios. En los últimos años, amplió su perfil con la producción de commodities —soja, maíz, trigo, girasol y algodón— a través de campos propios en Santiago del Estero y convenios con productores asociados en distintas zonas del país, como el sur santafesino, Quimilí y el norte bonaerense.
La convocatoria judicial iniciada prevé la conformación de una junta de acreedores, donde se debatirán las propuestas de pago. El resultado de esta instancia será clave para definir si la empresa puede avanzar en su reestructuración o debe enfrentar un proceso de liquidación.
Speedagro no es un caso aislado. Su situación se inscribe en un panorama complejo para el agro, con una caída del 27,4% en la facturación del sector durante 2024, medida en dólares. En los últimos meses, otras empresas también iniciaron procesos similares: Los Grobo —con una deuda total que superaría los 200 millones de dólares—, su subsidiaria Agrofina, la firma Surcos y la cooperativa SanCor, son ejemplos de un escenario que sigue mostrando signos de tensión estructural.
“Las crisis son momentos de decisión y también de oportunidades”, había dicho Escalas tiempo atrás, en alusión al origen de Speedagro en plena crisis de 2001. Hoy, la empresa vuelve a enfrentar un desafío decisivo.