Rosario tiene nueva tentación: una churrería que invita a disfrutar

Churra Churros desembarcó en Rosario con una propuesta artesanal que le pone estética y sabor a un clásico callejero. Inspirado en la tradición costera argentina y las históricas churrerías españolas, el nuevo local promete churros crocantes, rellenos y con dips irresistibles

Rosario sumó un nuevo espacio para el disfrute: Churra Churros abrió sus puertas en Frondizi y Nansen, dentro del Paseo Ludueña, con una propuesta que combina churros recién fritos, rellenos, bañados y acompañados de dips, además de un chocolate caliente espeso, “como tiene que ser”.

Lejos de las playas pero con todo el espíritu de la costa, este nuevo local le da un giro moderno a una de las frituras más queridas por los argentinos. “Bien hechos” y con atención al detalle, así se presentan los churros de Churra, en un espacio que cuida la estética y el ambiente tanto como la calidad del producto.

La tradición del churro en Argentina está profundamente asociada a las vacaciones en la Costa Atlántica. En ciudades como Mar del Plata, Manolo es un ícono indiscutido con décadas de historia y sus clásicos rellenos de dulce de leche. En Villa Gesell, El Topo forma parte de los rituales de verano con sus churros tradicionales que se ganaron el corazón de generaciones.

Pero no solo Argentina vive de churros: en España, el país que popularizó esta delicia en Europa, las churrerías son parte esencial del paisaje cultural. Lugares como la Chocolatería San Ginés en Madrid (fundada en 1894), Casa Aranda en Málaga (1932) o La Mañueta en Pamplona (1872) son emblemas que han mantenido viva la receta por generaciones, siendo hoy verdaderos puntos turísticos.

El churro, aunque parece sencillo, tiene una historia tan sabrosa como su sabor. Elaborado con agua, harina, aceite y sal, su masa se moldea con una manga estriada para lograr su forma característica y se fríe hasta obtener ese equilibrio ideal entre crocancia y suavidad. Se sirve espolvoreado con azúcar y, según la versión, puede ir relleno con dulce de leche, chocolate o crema pastelera, o acompañado de una taza de chocolate bien espeso.

El origen de estas delicias es disputado: una teoría sugiere que fueron pastores españoles quienes los inventaron como alternativa al pan, mientras que otra apunta al influjo portugués que, al importar el youtiao chino, lo transformó en la versión dulce que conocemos hoy. El nombre “churro” podría derivar de la oveja churra, de cuyas astas habría tomado inspiración la forma del dulce.

En Rosario, la llegada de Churra Churros promete recrear ese espíritu callejero y tradicional en un formato moderno y accesible todo el año.

En su propuesta, además, las redes sociales tienen un rol clave: con una comunicación ágil, estética cuidada y espíritu lúdico, Churra invita no solo a comer churros, sino a vivir una experiencia.

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