Para M1 Desarrollos –y para todo el sector– 2025 cerrará como un año complejo. Así lo describe Manuel Krüger: “Venimos de más de una década de declive y en los últimos tres años la caída se acentuó por el aumento de costos. Esa suba no pudo trasladarse al valor del metro cuadrado y el mercado no respondió como en otras oportunidades: hay pocos compradores y mucho producto disponible”, resume.
La ausencia de crédito hipotecario, elemento central en cualquier mercado inmobiliario del mundo, es una traba histórica en la Argentina. “Escuché alguna vez que compramos los televisores en cuotas y las casas de contado. Funciona al revés de lo que debería. Los créditos hipotecarios acá se han pagado muy mal y eso cortó siempre el círculo virtuoso: otorgar, cobrar y volver a prestar. Por eso cada ciclo nuevo genera dudas en todos los actores”, explica.
Nuevas estrategias comerciales: más cuotas y foco en el consumidor final
Frente a la caída de operaciones, M1 ajustó su estrategia comercial: “Durante mucho tiempo vendimos de contado o con pequeñas financiaciones. Pero entendimos que si no facilitábamos cuotas, las ventas se demoraban demasiado”, sostiene Krüger.
La compañía también modificó la identidad de su producto. Durante años trabajaron con unidades para inversores o para familias que buscaban departamentos para hijos estudiantes. Hoy, el enfoque está puesto en el usuario final.
“Quitamos al inversor de la ecuación. Lo que antes quedaba como margen para quien compraba para revender, ahora se destina íntegramente a calidad: materiales, terminaciones, supervisión y postventa. Nuestro cliente es alguien que valora lo que está comprando, no sólo como negocio sino como calidad de vida”, explica.
Ese cambio se tradujo en un salto en la propuesta: departamentos de dos y tres dormitorios, con estándares premium y pensados para vivir como en una casa, pero dentro de un edificio. Los proyectos Muelle 18 y Muelle 20 son ejemplos de esa filosofía.
El departamento que se vive como una casa
Las nuevas demandas del usuario final llevaron a M1 a generar espacios más amplios, versátiles y sociales, especialmente en balcones y terrazas.
“Incorporamos balcones terraza grandes, de 5 por 3 metros, con parrillero y mobiliario que permiten reuniones familiares o con amigos sin salir del departamento. La idea es que el edificio ofrezca una experiencia de casa, sin depender siempre del salón de uso común”, describe Krüger.
Esta tendencia, afirma, responde también a cambios surgidos tras la pandemia: matrimonios jóvenes que no quieren irse del centro, familias que regresan a la ciudad desde los suburbios y adolescentes que necesitan departamentos “de día” por tener a sus padres viviendo en countries o zonas alejadas.
La zona río como ancla y una mirada a 25 años
La ubicación es un punto que M1 evalúa con una mirada estratégica: “Siempre elegimos pensando cómo estará cada zona dentro de 25 años. Eso le asegura al comprador que su propiedad se mantendrá vigente y demandada”, afirma.
Hoy la empresa está fuertemente concentrada en la zona río, especialmente entre bulevares. “Trabajamos en segunda línea, en Catamarca, Moreno, Urquiza, y estamos iniciando un proyecto en Balcarce casi Rivadavia. Cada vez queda menos tierra disponible y con valores altos, pero en estas zonas el consumidor convalida esos precios por la calidad urbana”, detalla.
El potencial de las afueras: servicios, movilidad y nuevas familias
Mirando a futuro, Krüger ve oportunidades fuera de los bulevares, aunque atadas a mejoras en infraestructura y servicios: “Nos gustaría desarrollar condominios bien diseñados para familias jóvenes. A medida que se consoliden escuelas, salud, transporte y servicios básicos, las afueras van a ser cada vez más atractivas”.
¿Una zona con potencial? El oeste y el corredor hacia Funes y el aeropuerto: “Creo que ahí se va a dar un desarrollo muy interesante en los próximos años”, concluye.


































