Los gastronómicos abren sus puertas, pero no todas son buenas noticias

Hablamos con varios empresarios del sector acerca del retorno a la actividad

Ayer, luego de más de ochenta días de cuarentena, los bares rosarinos quedaron habilitados para volver a la actividad. Si bien un estricto protocolo sanitario les impide funcionar al 100% de su capacidad, varios gastronómicos ya se encontraron con sus clientelas y otros se irán sumando con el correr de los días. Sin embargo, no todas son buenas noticias y algunos empresarios del sector señalan que abrir con tan poco margen de trabajo y los altos costos del rubro, reabrir al público podría resultar más caro que seguir ciñéndose al delivery.

Hablamos con representantes de los corredores gastronómicos más importantes de Rosario: Pichincha y Pellegrini. El ánimo general es de cautela y expectativa por lo que ocurrirá en los próximos días de habilitada la reapertura. Para algunos, la reducción de la ocupación al 50%, el registro de datos de los comensales y el miedo todavía latente en el público sobre volver a salir luego de meses de encierro, podrían desembocar en bajos ingresos y costos operativos demasiado altos. Por otro lado, la caída en el consumo y la fuerte caída de la actividad de los últimos tiempos tampoco ofrecen perspectivas auspiciosas.

Para Leonardo Santero, responsable de El Gran Chopp, “los locales más apurados por abrir eran los que no contaban con delivery” o aquellos que no habían logrado captar suficientes clientes por esta vía. Según comentó, su local permanecerá esperará como mínimo hasta la próxima semana para recibir comensales. “No podemos abrir para probar”, señaló.

Mientras tanto, en Pichincha, abrió sus puertas Jimmy (únicamente al mediodía), Ronnie Burger y El Club de la Milanesa. Mientras tanto, se espera que el miércoles haya varios nuevos locales que retomen la actividad. “Vamos con mucho cuidado y con algo de expectativa”, dijo Leandro Iriarte, vocero de Mercado Pichincha.

Los bodegones también volverán a la actividad. Fernando Santarelli, actual propietario del Comedor Balcarce, adelantó que el próximo viernes volverán al negocio. El histórico local de Brown y Balcarce contrató la plataforma “Maitre”, dedicada a gestionar y publicitar las reservas del local. También tomarán llamados telefónicos y mensajes por WhatsApp. “Estamos preparando las farmacias en los ingresos y en los baños con todos los productos de sanidad que requiere el protocolo. También estamos acondicionando todo para largar el viernes con todo”, comentó Santarelli. “Creo que la gente va a venir. Creo que comenzarán los jóvenes y de a poco volverán los mayores, que me parece bien que se sigan cuidando un poco más”, expresó.

Otro histórico, Gorostarzu, reabrirá el jueves. Al igual que el Balcarce, lo hará bajo un formato de reservas y con el correspondiente talonario para tomar los datos de los clientes, mejorando así la trazabilidad de posibles nuevos casos de Covid-19. “Las expectativas no son las mejores. Creo que la gente tiene miedo y nosotros tenemos que darles seguridad. Va a llevar un tiempo para que naturalicemos esta nueva forma, al igual que ocurrió con los barbijos”, afirmó Jorge Sauan, titular de la chopería de Catamarca e Italia.

El nuevo protocolo

La Asociación Empresaria Hotelera Gastronómica y Afines Rosario (AEHGAR) elaboró un protocolo sanitario consensuado con la Municipalidad de Rosario, para regular el funcionamiento de los locales. El mismo establece pautas generales de distanciamiento social, recomendaciones específicas para el personal y procedimientos especiales en caso de detección de casos sospechosos.

Entre las medidas más importantes se destacan la separación de las mesas a más de dos metros entre sí, evitar contacto físico entre personas, limitar el traslado de personas de un sector a otro para no transportar contaminación, no permitir la circulación de personas no autorizadas y evitar reuniones masivas. “No debe haber más de una persona cada dos metros cuadrados de superficie”, reza el protocolo. En este sentido, los bares verán su clientela considerablemente reducida. “Pasaremos de 90 cubiertos a 50”, grafica Fernando Santarelli.

Las empresas gastronómicas deberán respetar también ciertos rituales de desinfección al inicio y fin de las jornadas. En el documento se hace especial énfasis en el permanente lavado de manos, la limpieza de superficies y en la utilización de soluciones de alcohol o lavandina para desinfectar. También establece que los meseros deberán utilizar barbijo, guantes, anteojos de seguridad y máscara sanitaria. Para los comensales, la recomendación es asistir con una reserva previa y tener en cuenta que se pedirán los datos personales para facilitar la trazabilidad en caso de detectar casos.

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