El juego de los brillantes que creció en Rosario

En el marco de la semana de la mujer, publicamos la historia de una referente del espíritu empresarial rosarino

En la semana de la mujer, seguimos publicando las historias de las empresarias que hacen grande a nuestra ciudad. El capítulo de hoy es sobre la vida de Susana Kohen de Forno, cuyo apellido es sinónimo de calidad y lujo en lo que refiere a la joyería local. Criada desde la niñez entre rubíes y zafiros, conduce desde la década del 80 una marca tradicional de la ciudad como lo es la joyería Perret.

El vínculo con las joyas vino por parte de su abuelo llegado a Argentina poco antes de la Primera Guerra Mundial, quien luego de dar sus primeros pasos como empleado del almacén La Estrella en el puerto, comenzó a mostrar muy buenas virtudes como comerciante y, en los años 30, comenzó a incursionar en la venta de brillantes. Desde muy pequeña, el abuelo Bernardo le enseñó a modo de juego a separar piedras preciosas y a clasificar brillantes por tamaño y color; así se fue adentrando en el oficio de forma natural. Mientras tanto, junto a su tío José Kohen, aprendió las habilidades comerciales, el trato con los clientes y el manejo del negocio.

En 1975, un triste episodio marcó la historia de la familia. José Kohen murió durante un asalto a la joyería rosarina. Las oficinas instaladas en la ciudad fueron cerradas, mientras que Bernardo debió depositar su confianza en sus hijos y en su nieto Ernesto para continuar con el crecimiento. Mientras que Susana hizo su ingreso definitivo al rubro en 1980, cuando junto a su padre Rubén Kohen y a su esposo Juan Carlos Forno, se asociaron a Alberto Perret, una firma instalada en Rosario desde 1886. Con la fusión de los dos apellidos sinónimos de excelencia en el ramo, llegó una concatenación de éxitos.

Susana mantuvo la tradición y el nombre de Perret, que ya no tenía descendientes, pero impulsó una visión más moderna. Supo juntar las virtudes de ambos apellidos: por un lado, las mejores marcas Suizas representadas en Joyería Perret, quien privilegia los valores y la tradición de la alta relojería; por otro, la capacidad de seguir las vanguardias y las innovaciones del mercado Relojero. Rolex, Audemars-Piguet, Cartier, Bulgari, Hublot, Tag-Heuer, Omega, Tudor, Hamilton, Baume & Mercier, Movado son sólo algunos ejemplos de los niveles de excelencia.

“La calidad de una joya se ve reflejada en la nobleza de los materiales, por esa razón realizamos una cuidadosa selección hasta quedarnos solo con la mejor materia prima. Sin descartar la tecnología, en nuestros talleres ponemos el acento en la orfebrería artesanal con el fin de lograr diseños propios y únicos, combinando en el resultado final experiencia, cuidado y calidad de maestros joyeros”, explicó Susana.

Posiblemente la joya más importante que hizo fue para la Reina Sofía cuando visitó Rosario en el marco del Tercer Congreso de la Lengua (año 2004). El gobierno de la provincia de Santa Fe había solicitado a Susana que diseñara una joya para obsequiar a la reina. El pedido consistía en realizar un broche con “rodocrosita” piedra emblemática de nuestro país. El resultado fue su mayor creación: la representación de la flor nacional, el ceibo en oro y plata, en tres capullos (cada capullo refería a uno de los congresos realizados. Es una obras de arte más recordada en la historia de la joyería que, además, incluye una hermosa anécdota al momento de la entrega. La reina Sofía, al recibir este majestuosos broche, saliendo del protocolo, demostró su agrado por la joya, se lo puso de inmediato y expresó su agradecimiento. “Fue una experiencia maravillosa”, recordó Susana.
Susana es la tercera generación y sus hijos la cuarta. Fernando Forno, hijo mayor, diseña platería con su logo compuesto por sus iniciales FF y está al frente del negocio. Guido, si bien estudió orfebrería en la ciudad de Rosario, luego decidió desarrollarse en otros rumbos. Los mellizos Bernardo y Delfina, los más chicos en edad cronológica, también siguen la tradición familiar. El primero, licenciado en comercialización trabaja en casa central dándole una óptica más profesional con su visión juvenil, mientras que la segunda trabaja en Buenos Aires, en la empresa de importación de relojes de la familia Kohen. Allí aprovecha su estancia allí para estudiar diferentes cursos de diseño de joyas y manufactura.

El mensaje de Susana para  la cuarta generación es: “No vean la joyería como un medio de subsistencia, sientanlo con pasión. Mi desafío es transmitir pasión a mis hijos, que continúen el legado familiar con amor, respetando los valores de nos enseñó mi abuelo”.

Comentarios