Grassi: “Vicentín tiene fierros para hacer mucho más de lo que está haciendo hoy”

El juez Fabián Lorenzini convalidó el acuerdo alcanzado en el proceso de cram down, que contó con el respaldo del 85% del capital acreedor. Mariano Grassi, titular de una de las principales corredoras de granos del país y nuevo dueño de la agroexportadora, anticipó inversiones, mayor actividad y un cambio de gestión bajo la denominación “Nueva Vicentín Argentina”.

La agroexportadora Vicentín comienza a transitar una nueva etapa luego de que el juez de Reconquista, Fabián Lorenzini, homologara la operatoria de salvataje presentada en el marco del proceso de cram down. La resolución judicial rechazó las impugnaciones y dejó el control de la compañía en manos del grupo local Grassi, encabezado por Mariano Grassi, titular de una de las corredoras de granos más importantes del país.

Tras conocerse la decisión, Grassi expresó su satisfacción por el fallo y destacó que la homologación habilita la puesta en marcha de planes que se vienen diseñando desde hace más de seis años. “Estamos muy contentos, pero también con muchísimo trabajo por delante. A partir de ahora se activan programas y proyectos que requieren un despliegue enorme”, señaló.

El empresario subrayó que, pese a la prolongada crisis, Vicentín nunca dejó de operar. Durante estos años, los activos continuaron funcionando bajo el esquema de trabajo a fasón, prestando servicios a terceros. “Los camiones nunca dejaron de entrar y los barcos nunca dejaron de salir. Ahora lo que cambia es que retomamos la actividad propia, con la misma base de equipos y con un refuerzo en la gestión”, explicó.

Grassi remarcó que desde el inicio del proceso defendieron la viabilidad de la compañía, frente a versiones que sostenían que los activos no tenían valor. “Siempre sostuvimos que Vicentín tenía activos muy buenos y que, con una gestión adecuada, podía volver a ser una empresa importante para el país. No había que desguazarla, sino potenciarla”, afirmó. En ese sentido, recordó que el proceso despertó interés real en el mercado, con más de una decena de interesados iniciales, entre ellos grandes jugadores del sector.

Uno de los puntos clave del salvataje fue el acuerdo con los acreedores, que logró una adhesión calificada: el 85% del capital y cerca del 70% de las cabezas, sobre un universo de casi 1.500 acreedores. Según Grassi, el éxito de la propuesta estuvo en la flexibilidad del esquema. “Cada acreedor pudo elegir la opción que mejor se adaptaba a su negocio. En el caso de los granarios, la alternativa más elegida fue la entrega de soja, que les permite recuperar el 100% del crédito en dólares”, detalló.

La nueva etapa también contempla una fuerte expansión de la actividad. La empresa pasará a denominarse Nueva Vicentín Argentina, una decisión que, según Grassi, busca marcar un cambio de época sin resignar el valor histórico de la marca y el capital humano de la compañía. “Vicentín tiene fierros para hacer mucho más de lo que está haciendo hoy”, aseguró.

Entre los planes inmediatos figuran inversiones para reactivar plantas con infraestructura atrasada, ampliar la escala productiva y generar más empleo. Incluso, anticipó que en el Nodo Norte existe un feedlot con capacidad para 35.000 cabezas que actualmente está vacío y podría ponerse en funcionamiento a partir de febrero.

Con la homologación judicial y el acuerdo con los acreedores —entre ellos el Banco Nación—, Vicentín deja atrás uno de los procesos concursales más complejos del país y se encamina a una nueva etapa, con capital fresco, socios estratégicos y una gestión que promete devolverle protagonismo en el complejo agroindustrial argentino.

Comentarios