Son muchos los negocios que comienzan a quedarse sin oxígeno luego de más de 30 días sin poder abrir sus puertas. Los gimnasios, otrora refugios de prácticas de preservación de la salud y bienestar, llevan todo ese tiempo percibiendo ingresos sumamente acotados, por lo que han decidido agruparse y reclamar ayuda para no desaparecer.
Gimnasios Unidos se conformó como un grupo de cien gimnasios rosarinos entre los que se encuentran centros de entrenamiento, estudios de pilates y yoga, y boxes de CrossFit. Según estiman, entre todos los rubros hay unos 2500 trabajadores directamente vinculados a los establecimientos, más integrantes de una cadena de labor que va desde proveedores de equipamiento hasta personal de limpieza y mantenimiento.
“Pedimos un acompñamiento real en la situación de los alquileres porque no estamos pudiendo trabajar ni generar ingresos”, explican. Según los voceros de la agrupación, dos de las preocupaciones más grandes son el cumplimiento de los contratos de alquiler y el pago de cargas impositivas. “Más allá de las medidas del Gobierno Nacional, estamos pidiendo una mediación oficial respecto a los locatarios”, reclaman.
Por otro lado, mantener al personal directo y a los instructores también es un tema sumamente delicado. Mientras todos buscan las formas de seguirlos pagando, los voceros afirman que esperan contar con la posibilidad de tomar una línea de crédito especial con el fin de poder cumplir con los pagos.
En el mientras tanto, muchos han optado por acercar clases virtuales para sus socios. “Es más bien un servicio a la comunidad”, explican. “Los gimnasios no son solamente un espacio de esparcimiento. Por el contrario, mucha gente necesita venir para abordar patologías físicas”. Según dicen desde Gimnasios Unidos, estos espacios son importantes para personas que presentan problemas cardiorespiratorios u osteoarticulares. “Son patologías que pueden empeorar a lo largo de la cuarentena y por eso es vital que podamos reabrir lo antes posible”, concluyen.
