El análisis de Rosental Inversiones

Por Santiago Jove
Mercado de Capitales
Rosental Inversiones

Existe una máxima no escrita entre los hacedores de política económica que indica que atrasar el tipo de cambio gana elecciones. Anclar nominalmente la moneda, a la vez que aumentan el nivel de precios y salarios internos, genera un efecto riqueza en relación al mundo que resulta sumamente atractivo para cualquier gobierno que se encuentre atravesando un proceso electoral.

También es sabido que provocar tal efecto bonanza no es gratis. Financiar dicha situación tiene un alto costo en términos de los posibles desequilibrios externos que genera. Algo de eso parece estar sucediendo en la Argentina de estos días.

¿Es sostenible el atraso cambiario?

La clave pasa por preguntarse entonces si mantener dicha situación es sostenible, y lo que es aún más importante, si es deseable.

Anclar nuestra moneda al dólar en momentos en el cual el dólar se fortalece en el mundo puede resultar una decisión cuanto menos conflictiva. Desde Junio del año pasado, momento en el cual el dólar comenzó a apreciarse globalmente, Brasil devaluó el Real un 51% anual, el promedio de países emergentes hizo lo propio en un 22%, mientras que la Argentina ajustó su tipo de cambio solamente en un 12,9%. Esto sin considerar que la inflación en Argentina es ostensiblemente superior a la de los mencionados países. Si sumamos el aumento de los precios domésticos, obtenemos una marcada apreciación real de nuestra moneda.

Tomando datos oficiales del Banco Central de la República Argentina, el tipo de cambio real multilateral se ha apreciado un 15,32% en el período de un año que va de Junio 2014 a Junio 2015. Este número, el cual ya de por si es elocuente, empeora si tomamos mediciones privadas que contemplen diferentes guarismos de inflación. Según estimaciones de consultoras privadas, nos encontramos ahora con un valor del tipo de cambio real multilateral en torno a 1,18 pesos por dólar, es decir, apenas un 20% más alto que en los niveles de fines de la convertibilidad.

De todas formas, hay que decirlo: un tipo de cambio atrasado puede sostenerse en el tiempo más de lo que la lógica a priori indicaría. La historia Argentina da pruebas suficientes de ello. Sin embargo, pasadas las elecciones presidenciales no parece haber muchos incentivos para continuar financiando un dólar bajo a costa de resignar puntos de actividad económica, más aún para un Gobierno que inicia un nuevo ciclo.

Prevenir es curar

Ante este escenario, parece lógico tomar una posición de cobertura por un posible ajuste del tipo de cambio nominal. Existen varios instrumentos para quienes deseen realizar esta operatoria.

Los bonos nacionales dólar linked constituyen una buena alternativa para quienes valoran especialmente la liquidez. Como contracara, han tenido importantes subas de precios en el último tiempo, por lo que ya reflejan una tasa de devaluación esperada del 35% anual. Tal es el caso del Bonad 2016, que posee una tasa de retorno negativa del 4,65%. En similar situación se encuentran el Bonad 18 y Bonad 17, de reciente emisión.

Existen asimismo bonos corporativos o provinciales que pueden llegar a rendir un punto o dos por encima de la devaluación oficial, dependiendo del plazo, lo que otorga una buena cobertura cambiaria. Incluso para el inversor más técnico, se pueden combinar productos en pesos como las Lebacs, junto con coberturas en el Mercado a término de Rosario (Rofex). La tasa de devaluación implícita a Marzo 2016 quedó, al cierre de ayer, en apenas 24,5%. Sin embargo, los costos de operación hacen de estos productos sintéticos una opción menos apetecible que los anteriormente mencionados títulos corporativos.

Como todo seguro, lo ideal es tomarlo en tiempos de relativa calma. En el dilema shock o gradualismo, las noticias que lleguen del frente externo pueden ser determinantes, y por las dudas, conviene estar cubierto.

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