Argentina elegida como embajadora por la UNESCO

Cuando Nasha Cuello Cuvelier era estudiante del Lenguas Vivas decidió, junto a otros alumnos, diseñar y llevar adelante un taller de geopolítica. “Teníamos una forma innovadora de dar las clases y eso pegó muy fuerte”, recuerda. Los siguientes pasos en su carrera fueron producto de este microemprendimiento: con el mismo equipo de trabajo del colegio armó la Fundación EIDOS, centrada en la educación en políticas públicas para millennials, y, a sus 26 años, es embajadora de la Unesco para hablar por los jóvenes en las cumbres contra el cambio climático.

La oportunidad de formar parte del organismo internacional vino de la mano del programa Eco Debate Joven, que la estudiante de Ciencias Ambientales puso en marcha junto con los demás miembros de EIDOS. En el mismo, la fundación atrajo a jóvenes de distintos puntos de la Ciudad de Buenos Aires para discutir cuáles eran los problemas ambientales vigentes y buscar soluciones. “Gracias a esto pudimos participar en el foro de la Unesco que hace cada dos años”, cuenta.  

Pero la ambientalista no se conformó con esta chance: llegada la fecha de la Cumbre contra el Cambio Climático (COP 21) que tuvo lugar en París a fines de 2015, Cuello Cuvelier aplicó, entre 450 jóvenes, para dar un mensaje a los líderes políticos del planeta que estarían reunidos en la capital francesa. Y el mensaje que dio fue claro: “Somos la última generación que podemos hacer cambios para evitar desastres mayores”. “Tanto en París como en la Cumbre contra el Cambio Climático (COP) que se hizo hace unos meses en Marrakech tuve la suerte de poder hablar con muchos referentes e incluso conocí a la directora de la Unesco, Irina Bokova”. Desde ese momento, la emprendedora es la cara visible de cientos de organizaciones que buscan aportar acciones individuales para solucionar un problema al largo plazo.

Esta experiencia fue un punto de inflexión. “Mi di cuenta que estos temas son más urgentes y es necesario que se involucre el sector privado, difícil de apalancar”, dice Cuello Cuvelier. Por este motivo, con la convicción de llevar los cambios a la práctica, la ambientalista reconoce que está buscando abrirse de la educación y piensa enfocarse en las finanzas verdes. La razón la descubrió con los años: la gente es consciente del cambio climático y existen buenas políticas públicas al respecto, pero el negocio y la economía tienen mayor peso. “Me interesa cada vez más las finanzas verdes para ver cómo se puede mover el mercado para el otro lado”, explica, haciendo referencia al cambio de matriz de consumo energético. En otras palabras, para cuidar al planeta se necesita de las grandes empresas, que a su vez buscan aumentar los beneficios. Para atraerlos, se debe poner un pie en los números.

El futuro para la emprendedora es incierto. Una de las razones que la desmotivan está ligada a falta de voluntad de las instituciones públicas nacionales para llevar adelante verdaderas transformaciones. “Creo que del lado político hace falta un montón de crecimiento y maduración para solucionar temas ambientales. Otros países desarrollados tienen otras políticas de ordenamiento territorial, gestión de residuos, protección de aéreas vulnerables, manejo de desastres. Un montón de cosas que nosotros estamos en pañales”, explica. Se suma la falta de voluntad política, la escasez en el presupuesto, equipamiento y, por sobre todo, de referentes. “Hay muy buenos profesionales en el área, pero queda trabajo por hacer en este rubro”, remata. Mientras tanto, Cuello Cuvelier mantiene su trabajo en EIDOS, pero sigue en contacto con diferentes organismos internacionales.

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