Quejas de tamberos por la baja participación en la formación del precio

La semana pasada, tras una reunión entre el Centro de Industriales Lecheros (CIL) y las autoridades de Agricultura y Comercio, se difundió en los medios que no se autorizarían ROEs (Registro de Operaciones de Exportación) durante lo que quedaba de febrero y el mes de marzo. Por supuesto, la indignación de los tamberos fue mayúscula, ya que no la están pasando bien, tal como se verá más abajo. Afortunadamente, el viernes 28, el propio Centro, en un comunicado, reconoció que se continuaría exportando normalmente. Pero, el daño a las expectativas ya está hecho y el mal humor no se ha modificado.

La Argentina exportó en enero, MU$S 158, un 56% más que el año anterior. Si uno compara el precio internacional de fines de 2012 con la última licitación de FONTERRA, del 19 de febrero de 2014, el crecimiento es del 61,4%. La mencionada multinacional neocelandeza es la que, mediante subastas, de alguna manera fija el valor de referencia internacional de la leche en polvo. La presión de la demanda china, que importaría 650.000 toneladas en 2014, contra 406.000 en 2012 (60% más), ha hecho que los exportadores participen menos en las subastas, por lo cual el volumen de la última fue el 25% del habitual, de allí la suba en el precio. China está comprando directamente a otros proveedores.

El precio de U$S/tn 5.116 es el más alto de la serie histórica, si se excluye el pico extraordinario del boom de mediados de 2008 (5.200).

Según un estudio de AACREA, para diciembre de 2013 (último dato), el precio de la leche en La Argentina era de U$S/l 0,33 contra 0,44 en Uruguay y 0,52 en Nueva Zelanda. Es el precio al productor, más bajo, de todos los países que entran en la comparación.

Por su parte, los productores se quejan de su bajísima participación en la formación del precio en góndola. El Instituto Argentino de Profesores Universitarios de Costos, calcula el valor implícito del litro de leche fluida en los diversos productos. Su último Informe concluye que los productores reciben un 28,4%; la industria un 25,7% y la cadena comercial un 31,7%; siendo el 14,2% restante, impuestos provinciales y al consumo.

 

Las razones del mal humor.

Para la Comisión de Enlace, el productor debería percibir $/l 3,5; es decir unos U$S/l 0,44 (aproximadamente lo que recibe un uruguayo), cuando según la misma fuente, recibe apenas menos de $/l 2,50. Los costos crecieron, obviamente por la devaluación del Peso, hasta alcanzar la cifra de $/l 3,07; contra un ingreso medio (ya que no todos los productores perciben el 100% de las bonificaciones) de $/l 2,30; por lo cual el quebranto ascendería al 33% del ingreso medio.

Para AACREA, en la segunda mitad de 2013, los costos crecieron al 2,8% mensual, por aumentos en Alimentación y Personal, mientras que el ingreso lo hizo al 1,5%. La devaluación del Peso significó un golpe importante, ya que el 60% de la estructura de costos se vincula al precio de la divisa (agroquímicos, semillas y suplementación). Para un productor intensivo de Santa Fe, los costos aumentaron 16,1% entre diciembre de 2013 y enero de 2014, mientras que el precio lo hizo apenas un 5,6%. Para un modelo con bajo nivel de intensificación, el aumento de costos fue del 13,7%. Encima, deben soportar plazos de pago de 40 a 45 días, lo que reduce su capacidad de giro.

 

Perspectivas.

Ya se vio que todo el incremento de las exportaciones se debe al efecto precio, dado que la lechería tuvo apenas un leve crecimiento en 2013 y se considera que el mercado interno está plenamente abastecido, sobre todo a los costos actuales, bastante onerosos para el consumidor que visita la góndola de los supermercados.

Es difícil saber si el precio internacional de la leche en polvo, rubro principal de las exportaciones argentinas, se mantendrá en los altísimos niveles actuales, aunque la demanda china podría sostenerlos y aún aumentarlos. Pero no son precios normales y están muy lejos de las posibilidades de otros importadores de bajos ingresos, algunos de los cuales han debido devaluar sus monedas.

Por otra parte, es difícil que se altere sustantivamente la participación del precio al productor, en el valor en góndola, si no cambian los impuestos, no se obtienen economías de escala a nivel industrial y no se reduce el margen de intermediación comercial, desde el mencionado 31,7% a un valor menor, fruto de la devaluación. Ya se sabe que ésta ha sido muy superior (56% interanual) al aumento esperado en los salarios, vía paritarias.

Quiere decir que la única variable de ajuste es el aumento salarial que está a punto de concederse, ya que hoy el consumidor paga por los alimentos, precios que incluyen la devaluación, con salarios “viejos”. Se podría haber evitado este desajuste si en lugar de negociar paritarias anuales, cuyo resultado llegará al bolsillo del trabajador recién el 1º de abril, se hubiera optado por efectuar anticipos de sumas fijas en pesos y luego, a la vista del resultado cambiario (estabilidad del Dólar a $8), establecido un porcentual final, considerando los aumentos a cuenta. Lamentablemente, la política oficial metió a la economía en una especie de “parate” coyuntural, iniciado en la última semana de enero y que se prolongará, por lo menos, hasta la primera semana de abril.

En conclusión, los tamberos tienen poco para esperar, en los próximos dos a tres meses, ya que el Tipo de Cambio se mantendría fijo y el tardío aumento salarial recién comenzará a movilizar el consumo en el mes de abril, siempre que las tasas de interés que financian las tarjetas de crédito, inicien un camino descendente.

 

Autor: Lic Jorge Ingaramo

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