Los mercados asimilan la incertidumbre productiva en Sudamérica

El déficit hídrico en las áreas productivas de los principales proveedores del hemisferio sur amplió la prima climática en el precio de los granos.

Esto se suma a una demanda asiática más ávida de materia primas y un dólar más debilitado tras los resultados electorales en EE.UU

La campaña sudamericana suma señales de alerta a medida que se renuevan los pronósticos meteorológicos, principalmente hacia el centro agrícola de Brasil, que afronta una situación hídrica delicada. Más allá de las dificultades generadas en las últimas semanas, las tareas de siembra se ubican en los tramos finales, considerando que algo más de 300.000 has. de soja debieron ser resembradas. De este modo, productores de zonas claves – como Mato Grosso y Mato Grosso do Sul – debieron incurrir en mayores costos al inicio del ciclo 2020/21 y, además, apuntan a cosechar en fechas más tardías de las usuales.

Más hacia el sur del país – en la región comprendida por Paraná, Santa Catarina y Río Grande do Sul – aún quedan lotes de soja pendientes por sembrar y se prevé que terminen incorporándose más allá del cierre de la ventana óptima. Puede tomarse como fecha límite el pasado viernes 20/11 y, el potencial de rendimientos comienza a decrecer en la medida que la implantación se aleja más del período óptimo. A su vez, aquellos campos que se sembraron bajo condiciones deficitarias de humedad y aún no hay recibido precipitaciones para su germinación.

El maíz no resulta ajeno a este contexto, considerando que el desarrollo de la safrinha está directamente ligado a la trilla de soja. La producción de ciclos tardíos ha tomado protagonismo desde el año 2013, momento en que superó los volúmenes aportados por la cosecha temprana, gracias a la ampliación de la frontera agrícola brasileña. Adquiere mayor relevancia al estar destinada principalmente al mercado de exportación y compite con el maíz que aporta Argentina entre julio y septiembre. En cuanto a los ciclos tempranos, han concluido las labores en el sur brasileño, aunque también padecen la escasa disponibilidad de agua.

La activa demanda del continente asiático, con epicentro en China, es otro de los elementos que aportan a la tónica alcista de los granos. La recuperación de la actividad económica luego de la recesión generada por el Covid-19 y la recomposición de los stocks porcinos dan sustento. Plasmado en cifras, únicamente en octubre, China importó 8,69 mill.tn. de poroto de soja y eleva a 83,21 mill.tn. el volumen adquirido en lo transcurrido del año. El acumulado supera en un 7,6% al récord observado en mismo período de 2017.

En sus importaciones también se incluye al maíz, habiéndose aprovisionado de 1,14 mill.tn. durante el mes pasado y asciende a 7,82 mill.tn. en 2020. Así prácticamente duplica el tonelaje comprado entre enero y octubre del año pasado. Por trigo se registraron unas 630.000 tn. al mes anterior y un acumulado de 6,69 mill.tn, es decir, un 164% más que en los primeros diez meses del 2019. Con respecto al sorgo, los volúmenes ascienden a 530.000 tn. y 4,02 mill.tn. respectivamente.

La moneda china se apreció en el último tiempo, fundamentalmente a partir del triunfo demócrata en las elecciones presidenciales en EE.UU. La expectativa de que el nuevo gobierno tome una postura más amistosa a la hora de continuar las negociaciones con Beijing, aumenta las probabilidades de poner un punto final a la guerra comercial.

El tipo de cambio, que es establecido diariamente por el Banco Popular de China (BPC), retrocedió hasta los 6,55 ¥/U$S y alcanzó el nivel más fuerte en 29 meses. Esto mejora el poder de compra de los importadores y torna a los granos más accesibles, siendo que pagan un precio más bajo valuado en moneda doméstica. La apreciación del yuan tiene su correlación con la debilidad del dólar respecto a las principales monedas del mundo.

Los agentes no comerciales o fondos especulativos actúan en consecuencia y vienen tomando una participación creciente en la operatoria de CME. La posición neta se sostiene en máximos de poco más de cuatro años en el mercado de soja con 24,50 mill.tn. o su equivalente de U$S 10.750 millones. Se replica una conducta similar en el caso del maíz, con los fondos inversores no comerciales en 36,30 mill.tn. Dichos montos son el resultado de la diferencia entre el posicionamiento comprador y vendedor del mismo subyacente, sin distinguir el plazo de los contratos.

En nuestro país se despliegan las labores de siembra de soja de primera, desde el centro hacia el norte y sur del área agrícola. Las precipitaciones ocurridas a mediados de mes favorecieron la cobertura, aunque aminoró el ritmo en sectores más necesitados de humedad. En cuanto al maíz, ya concluida la siembra temprana, se observan condiciones adecuadas a nivel general, con los desarrollos más avanzados en Entre Ríos y centro – norte de Santa Fe. A su vez, se inició la incorporación de cuadros tardíos y de segunda ocupación.

Concluyendo, el mercado estará sujeto a la evolución de las variables climáticas que permitan delinear los escenarios de oferta para Brasil, Argentina y Paraguay. La instalación del fenómeno “Niña” augura precipitaciones inferiores a las normales y temperaturas más elevadas en gran parte del territorio agrícola. El interrogante será si se terminará desarrollando con una intensidad leve o moderada. En tanto, la exposición de los fondos da la pauta de precios más volátiles, aunque se corrobora un cambio en la demanda china, frente a la mejora de los indicadores económicos y mayor consumo forrajero.

Autor: Eugenio Irazuegui; Responsable de Research de Enrique R. Zeni y CIA

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