Legumbres, una cadena de valor a fortalecer

Debido a sus bondades nutricionales, ya sea por su elevado contenido proteico, o por su adecuada proporción de grasas e hidratos de carbono, las legumbres son un tipo de alimento utilizado tanto en sociedades con altos ingresos per cápita, como por aquellas que no lo poseen.

Con un consumo mundial que ronda los 6 kgs/habitante por año, este grupo de alimentos es la principal fuente de proteínas en los países en desarrollo, especialmente entre la población más pobre que obtiene proteínas y energía de fuentes vegetales (India y resto de Asia). Adicionalmente, los países con mayor poder adquisitivo muestran una tendencia hacia el mayor consumo atribuido a una más elevada conciencia de sus beneficios para la salud y la búsqueda de una dieta equilibrada.

Los elevados precios que se registran a nivel internacional son consecuencia, en parte, a una demanda insatisfecha que ofrece oportunidades de ingreso al mercado a nuevos jugadores dispuestos a satisfacer los requerimientos de calidad y cantidad.

Argentina cuenta con una excelente oportunidad para satisfacer no solo el consumo interno (ya que su consumo per cápita es inferior al kilogramo por persona por año), sino también a la demanda internacional en creciente expansión. 

Sin ir más lejos, en la campaña 2012/13 (una de las peores en términos de resultados finales debido a un clima poco favorable) nuestro país produjo 310 mil toneladas de legumbres1, de las cuales se exportaron 214 mil toneladas1 (70% del total producido), donde las ventas de poroto representaron casi el 50% del total3. En semejanza con  buena parte de los productos del tipo commodities, la participación de nuestro país en la producción global de estas especialidades no es importante, pero si resulta ser un jugador de relevancia en el comercio internacional.

No obstante ello, y sin considerar el poroto – cuya producción se encuentra arraigada en la zona de la región del NOA – la actual notoriedad adquirida por las legumbres en nuestro país ha sido consecuencia  fundamentalmente de los cambios en las políticas aplicadas al sector agroindustrial.

Luego de las restricciones impuestas a la comercialización de trigo, ciertas legumbres -tal el caso del garbanzo, la arveja o la lenteja- trascendieron su condición de producto de economía regional para sustituir parcialmente la siembra de trigo en la región pampeana.

Con características agronómicas distintivas – como por ejemplo el hecho de que fijen nitrógeno atmosférico, el bajo requerimiento de humedad en el suelo, o que puede lograrse desocupar el lote temprano para lograr el doble cultivo – y una situación tributaria más que beneficiosa (estos productos tienen un derecho de exportación del 2,5%  y un reintegro que ronda el 4%), el resurgimiento de estas especialidades debería ser considerado como una oportunidad para atender estratégicamente a las necesidades de la cadena de valor y no como una situación propia de la coyuntura actual.  

A continuación se mencionaran algunos datos estadísticos acerca de los productos a los que se referencia este informe:

La producción de garbanzo ascendió a 140 mil toneladas4 (45% del total de las legumbres) en la campaña 2012/13, de las cuales se embarcaron 66 mil toneladas. Estas ventas tienen cerca de 50 destinos diferentes, siendo los principales Italia, España y Turquía.  La mayor área dedicada a este cultivo se encuentra en Santiago de Estero, Salta y Tucumán pero a consecuencia de lo mencionado en los párrafos anteriores, es cada vez más común ver plantaciones en el centro, parte del norte y sudeste de Córdoba, centro y sur de Santa Fe, y San Luis.

Para el caso de la arveja, producto que es de más difícil comercialización que el garbanzo, la producción superó las 70 mil toneladas. El saldo exportable fue de 48 mil toneladas a casi 30 destinos, siendo los principales Brasil, España e Italia. Su área de siembra está localizada en el sudeste de Santa Fe y noreste de Buenos Aires.

La lenteja, cuya producción, comercialización y exportación es mucho más limitada que en garbanzo y arveja, se siembra particularmente en Santa Fe (99% de la superficie implantada), Buenos Aires y Córdoba y es una especialidad donde predominan los contratos de producción con empresas. La cosecha en la campaña bajo estudio fue prácticamente nula debido a los problemas con el clima, pero se espera que en la campaña 2013/2014 supere las 4,5 mil toneladas. En 2013 se exportaron unas 6 mil toneladas a casi 20 destinos diferentes, siendo los principales Brasil, España e Italia.

Analistas estiman que al año 2050, el mundo tendrá aproximadamente 9.300 millones de habitantes. Estas cifras pueden o no ser verdad, pero si lo fueran, sería importante determinar donde estas personas vivirán. Como puede evidenciarse hoy día la mayoría de los países desarrollados muestran una caída en la tasa de natalidad (Japón, Rusia, Europa Occidental, EEUU). Se estima que el mayor crecimiento poblacional se dará en las regiones de Asia y África, por lo que el mundo enfrenta un reto de largo plazo: qué es lo que vamos a producir para alimentar a esta población creciente.

Hoy día, China es el país con mayor población a nivel mundial. La mejora económica de este país, ha incrementado la demanda por alimentos, pero cuando miramos hacia el 2050, probablemente India sea el país con mayor población; Indonesia, Paquistán, Bangladesh, crecerían también al igual que su Producto Bruto Interno. La pregunta a realizarse sería: ¿seguirán estos países el mismo modelo de consumo que China? Probablemente no, ya que se trata de países con dietas mayormente vegetarianas y el mundo va a tener que cambiar para adaptarse a los gustos de estos nuevos consumidores ya que por ellos mismos no podrán producir el alimento necesario para subsistir.

Al año 2012, India importaba el 19% del poroto, el 14% del garbanzo (Pakistán el 25%, Bangladesh el 9%) y el 41% de la arveja (Bangladesh el 4%) negociados a nivel mundial y sin embargo, Argentina no se encuentra posicionado en estos mercados como uno de los principales proveedores a pesar de ser el segundo exportador mundial de poroto, el sexto en garbanzo y el séptimo proveedor de arveja. Los valores exportados a estos países resultan ser muy bajos en relación a la importancia de los mismos en el comercio global. Por ejemplo, en el 2013 Argentina exportó algo menos de 700 toneladas de arveja a India, cuando el comercio mundial es por aproximadamente 5 millones de toneladas y este país adquiere prácticamente el 50%. En el caso del garbanzo se exportaron a dicho destino solo 258 toneladas (contra un comercio mundial de 1 millón de toneladas). En el caso de poroto, no se registraron ventas argentinas a India en 2013, en un negocio que mueve algo más de 3m de toneladas al año6.

Por lo tanto, ante la tendencia global de incremento en el consumo,  y en un país como el nuestro donde la producción de alimentos ocupa un espacio de relevancia en la estructura económica7, participar activamente de este mercado debería ser un objetivo estratégico primordial. Resulta imprescindible entonces, establecer lazos comerciales fuertes y de largo plazo con estos países demandantes, a fin de asegurar la sostenibilidad de una cadena de valor en pleno crecimiento.

 

Autora: Estrella Perotti – Fuente: BCR

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