El mercado local de maíz se desacopló fuertemente de las referencias externas

En la segunda mitad de la semana los precios del mercado disponible de Rosario escalaron hasta la zona de los $ 930/ton, con posibilidad de mejorar hasta $ 950/ton con entrega diferida hasta noviembre o por operaciones de canje. No obstante, buena parte de estos precios se desvanece cuando se incorpora el flete en la ecuación de venta.

Los exportadores acumulan compras de maíz por más de 16,5 millones de toneladas de la campaña 2013/14, volumen que supera al cupo de ventas al exterior de 16 millones anticipado el año pasado para toda la campaña. Este nivel de sobrecompras, sumado a la reciente actitud de los compradores en la plaza, refuerza los rumores en torno a una eventual ampliación en la cuota inicialmente anunciada. Una medida en este sentido favorecería un mayor ingreso de divisas en el corto plazo, mientras la soja es la que domina la carga programada en los puertos norteamericanos. Si bien la emisión de ROE Verde de los últimos días no permite insinuar nada en concreto, las partidas acumuladas a lo largo del año hacen pensar en que pronto se llegaría al tope del volumen anunciado.

La capacidad teórica de pago que arrojan los valores FOB en puertos del Up River –por encima de $ 1.000/ton- permitiría convalidar subas adicionales, aunque a precios ligeramente más bajos igual se logra la originación de mercadería. Por otro lado, el stock necesario para cubrir el consumo interno del final de la campaña y empalmar con la del próximo año limita las posibilidades de que se extienda la participación de los exportadores en la plaza.

La mejora de los precios no tiene potencia suficiente para fortalecer el ánimo de la cadena comercial. En el último año las cotizaciones de contado prácticamente no experimentan variación, frente a condiciones sustancialmente diferentes en variables clave como el costo de los insumos y el tipo de cambio del peso frente al dólar. En este contexto, los productores que cuentan con estructura y capacidad financiera están evaluando el potencial de dedicar mayores esfuerzos a la ganadería, cuyo escenario a futuro luce muy optimista por la excelente relación entre los precios del cereal –el insumo principal para la alimentación- y de la carne. Naturalmente, eso disminuiría la llegada del maíz a los mercados en los que opera la exportación, aunque generaría la posibilidad de expandir el valor agregado de nuestras ventas externas.

En general, poco puede esperarse del mercado internacional durante los próximos meses. La cosecha de Estados Unidos fue revisada recientemente al alza por el Departamento de Agricultura de aquel país, quedando en 367,7 millones de toneladas. Semejante volumen de producción representa casi el 60% de la capacidad de almacenaje en instalaciones fijas de Estados Unidos, lo que introduce de por sí una presión vendedora que los consumos regionales y las fábricas de etanol buscarán aprovechar. Sin embargo, en esta última industria se advierte un considerable deterioro de los márgenes, dado por la caída del precio del biocombustible y del petróleo, que alcanzó mínimos en un año y medio durante el transcurso de la semana.

A nivel mundial la producción llegaría a 990 millones de toneladas y también se convertiría en récord, superando a las estimaciones del año pasado. Sin embargo, la concreción de este número queda supedita a que en Brasil y Argentina se logren cosechas de 75 y 23 millones de toneladas, en momentos en los que avanza lentamente la siembra de primera. Las condiciones climáticas son realmente favorables y hasta el momento es lógico suponer rendimientos en torno a los niveles de tendencia en ambos casos.

Por el lado de la demanda, la reacción a las bajas de precio es muy limitada y no se avizora en el corto plazo un repunte significativo desde los compradores externos tradicionales. A nivel global hay una notable recomposición en el inventario de granos forrajeros, que también se traduce en fundamentos poco atractivos para el sorgo y la cebada forrajera. De confirmarse este escenario durante el resto de la campaña cabría esperar un nuevo retroceso del área sembrada a nivel mundial en el ciclo 2015/16, algo que en Estados Unidos ya comienza a percibirse en los primeros relevamientos.

Fuente: BCR

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