Comienza un difícil empalme de cosechas en trigo

La recuperación del área sembrada en el último otoño fue débil tras la profunda caída del año pasado, mientras que las heladas del invierno y la primavera extremadamente seca impactaron muy negativamente sobre el desarrollo de los cultivos.

Por estos días una considerable proporción de la superficie cultivada se encuentra en condiciones regulares o malas. Sólo la provincia de Buenos Aires logra diferenciarse del resto, manteniendo perspectivas razonablemente buenas y sólo pequeñas dificultades en distritos puntuales como Bahía Blanca o 25 de mayo. En general, los suelos cuentan con adecuados niveles de humedad gracias a lluvias oportunas y periódicas desde el mes de agosto. En cambio, en Córdoba y Santa Fe el estado general es más complicado, con señales de principios de sequía en buena parte del territorio. Más aún, las provincias de Chaco, Santiago del Estero y Catamarca presentan una situación decididamente peor.

En función de esta preocupante realidad, la resolución 992/2013 publicada el martes en el Boletín Oficial declaró el estado de emergencia agropecuaria en seis provincias de nuestro país. En todos los casos se trató de distritos afectados por sequías y altas temperaturas, con alta propensión a la aparición de incendios y enormes pérdidas en la producción agrícola y ganadera durante este año.

Las primeras estimaciones de producción se encuentran en línea con las previsiones del mercado, que desde hace semanas ha descontado importantes pérdidas en la cosecha nacional con una pronunciada suba de las cotizaciones. En Rofex, los futuros con entrega en diciembre en Rosario treparon nada menos que un 35% en las últimas seis semanas, ajustando a u$s 283,5/ton el último viernes. A principios de septiembre dicha posición fluctuaba entre u$s 210 y 215 por tonelada. Las primeras evidencias anticipan que los valores de mercado interno de trigo en el ciclo 2013/14 se encontrarán nuevamente por encima de los internacionales.

Este escenario le restará competitividad al sector exportador, que encontrará dificultades para colocar embarques por fuera del tradicional mercado regional. La situación contrasta significativamente con la experimentada durante el año 2012, cuando se exportaron más cuatro millones de toneladas de trigo hacia diversos destinos de Asia y África. Por estos días, los valores FOB para embarque en diciembre y enero desde puertos argentinos rondan los u$s 345/ton, por encima de los u$s 325/ton del cereal duro norteamericano puesto arriba de buques en el Golfo de México.

La firmeza de la demanda mundial y el sostenimiento de los precios externos ejercerán poca influencia en los ingresos del productor durante los próximos meses. El plano doméstico será dominado por una industria que necesita materia prima para llevar adelante su proceso productivo, contando para ello con cierta capacidad para trasladar los precios hacia adelante.

Esto significará para el país desaprovechar los beneficios un mercado global de trigo en crecimiento, sumada a una pérdida no menor en concepto de ingreso de divisas. Durante el año 2012 llegaron al país más de u$s 3.000 millones producto de ventas externas de trigo duro, estimándose una participación del 8% en comercio mundial de la campaña 2011/12. En el ciclo 2013/14 luce difícil que las exportaciones argentinas del cereal superen los u$s 700 millones, mientras que la participación en el comercio caería por debajo del 1,5%.

En su primer reporte con cifras de producción de la campaña 2013/14, el Ministerio de Agricultura estimó para la cosecha fina un total nacional de 8,8 millones de toneladas de trigo y 4,5 millones de cebada. La pequeña recuperación en el primero se vería compensada con las pérdidas en el segundo, redondeando un estancamiento de la producción en el primer semestre de la campaña. El organismo reconoció pérdidas en buena parte del país, que afectaron mayormente al cereal panadero. La provincia de Buenos Aires se encamina a representar más del 50% del volumen total nacional.

Teniendo en cuenta una estimación de inventarios de cierre por 500.000 toneladas a finales de noviembre, la producción triguera permitiría abastecer con normalidad el consumo de la industria molinera y destinar cerca de medio millón de toneladas a semillas y algo de uso forrajero. Las exportaciones quedarían limitadas a unos 2 millones de toneladas. De ese saldo proyectado, las compras del sector acumulan hasta el momento unas 730.000 toneladas.

Si bien los exportadores continúan presentes en la plaza buscando realizar negocios, su capacidad de pago se encuentra jaqueada por la escalada de los precios. Los valores ofrecidos rondan los u$s 250/ton por mercadería en condiciones Cámara con entrega en diciembre, sin despertar atractivo entre los vendedores. Según datos de la Dirección de Mercados Agrícolas, durante la primera semana de octubre los exportadores lograron comprar apenas 14.600 toneladas de trigo nuevo. Por su parte, los molinos continúan realizando negocios forward a valores que oscilan entre u$s 260 y 270 por tonelada.

En tanto, el mercado disponible mantiene un inédito rango de precios, bordeando los $ 3.500/ton en la región. Los negocios son puntuales y gran parte de los molinos ya se encuentran retirados, esperando la llegada de los primeros lotes de la cosecha nueva. La actividad de la industria ha profundizado su declive en las últimas semanas, aunque todavía no se cuenta con datos certeros de actividad. Por lo pronto, la molienda del mes de agosto se ubicó en 402.904 toneladas, siendo el registro más bajo para el octavo mes del año desde 2002. El dato se ubicó un 27% por debajo del mismo mes del año pasado y resultó el segundo más bajo desde 2007, planteando enormes interrogantes para los registros de septiembre y octubre.

Autor: Guillermo Rossi – Fuente: BCR

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