Argentina cuenta con 287 empresas dedicadas al corretaje de cereales

Continuando con una serie de notas donde analizamos los aspectos estructurales del comercio de granos, subproductos y aceites de la República Argentina, en el presente informativo semanal analizaremos la conformación del corretaje de cereales en los mercados físicos de granos y de futuros de nuestro país.

La República Argentina cuenta con 287 empresas de corretaje de cereales. Se adjunta en el cuadro N° 1 la nómina de los corredores clasificados según la provincia donde se encuentra localizada su casa oficial o domicilio legal, aunque muchas de estas firmas cumplen funciones en diversos puntos del país y en los diferentes nodos portuarios (Rosario, Bahía Blanca, Quequén, etc.) El cuadro se ha confeccionado por información que suministra el Registro Único de la Cadena Agroalimentaria (RUCA) dependiente del Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca. 

La provincia de Buenos Aires detenta la mayor cantidad de operadores de corretaje, reuniendo casi la mitad de estos agentes a nivel nacional, situándose éstos especialmente en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. La provincia de Santa Fe por su parte, también presenta una alta concentración de estos operadores, cercana al 41% del total nacional, de los cuáles más del 85% tienen su sede en la ciudad de Rosario, núcleo vivo de la dinámica comercial de granos de la República Argentina. Respecto a las demás provincias que conforman la mencionada región, Córdoba y Entre Ríos reúnen el 4% y el 3% de estos agentes, respectivamente. Hacia el norte del país, sólo se encuentran registrados corredores de granos en Salta y Chaco, alcanzando una representación de un poco más del 1,5% sobre el total nacional, en ambos casos.    

Para los que desconocen la importante función que cumple el corretaje de cereales en el mercado de granos argentino, pasaremos seguidamente a explicar -en forma sintética- la actividad de intermediación que cumplen estos agentes. 

Teóricamente, en los mercados de granos se titula como “operaciones de compraventa secundarias” a aquellas donde el oferente es un agente distinto al productor agropecuario. El vínculo comercial se establece normalmente entre el acopio o las cooperativas y, como contraparte, la exportación o la industria. Las transacciones se pactan entre las dos partes, existiendo -en el mercado físico de granos- el riesgo de contraparte al no existir un tercero que garantice el cumplimiento de estos contratos. Las operaciones son pactadas personalmente, telefónicamente o por internet en las mesas de negocios de las empresas acopiadoras, exportadoras, industriales, cooperativas y corredoras.

Dentro de las figuras que participan en la intermediación en la etapa secundaria, encontramos a los corredores de cereales. Su función principal es acercar la oferta y la demanda. Los corredores no sólo operan entre el acopiador y las cooperativas (que en este caso sería el vendedor), y el industrial, exportador o mayorista (compradores de la producción de granos), sino que pueden participar en toda la cadena de comercialización. En los últimos años es creciente la participación del corredor de cereales en operaciones primarias, vendiendo por cuenta y orden de los productores y en operaciones de ventas realizadas por proveedores de planes canje.

Estas empresas de corretaje (unipersonales o sociedades) en ningún momento detentan la propiedad de la mercadería. La función de acercamiento entre oferta y demanda se complementa con una serie de servicios relacionados con la logística y el financiamiento en los negocios, el asesoramiento en estrategias comerciales y cuestiones impositivas, y el seguimiento integral de los negocios, entre otros. Una de las funciones de mayor importancia, en estos tiempos de acceso fácil y rápido a un gran caudal de información, es la de mantener a sus clientes informados con datos de calidad y estratégicos sobre la evolución del mercado.

En ejercicio de su función, el corredor interviene en las negociaciones que existen entre las partes, suscribiendo el respectivo boleto de compraventa en el mercado físico de granos. Allí se lo denomina “corredor o comisionista”. También efectúa y recibe pagos por cuenta y orden de una de las partes, generalmente de los vendedores; organiza las entregas en el punto acordado por las partes; lleva un registro de las operaciones concertadas por su intermedio; ayuda a financiar las ventas de cereales de los productores por los que interviene, e inclusive, ocasionalmente, otorga fianza respecto del cumplimiento de la entrega de las mercaderías a favor de los compradores. Su retribución consiste en una comisión variable que cobra a una o a ambas partes.

El corretaje brinda transparencia al comercio de granos, ya que -en general- opera en el marco institucional de una Bolsa o mercado y aporta mayor fluidez de oferta, facilitando así el ingreso de nuevos compradores. En definitiva, contribuyen al fortalecimiento de la atomizada oferta, ante una demanda concentrada por parte de exportadores, industrias y mayoristas.

Para poder ejercer funciones de corretaje, los agentes deben estar inscriptos en el Registro Público de Comercio, en el Registro Único de Operadores de la Cadena Agroalimentaria que lleva el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca (RUCA / MAGyP) y en la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP). Muchos de ellos son, además, operadores de los Mercados de Futuros, facultados para registrar contratos a su nombre o de terceros, percibiendo  una comisión por las operaciones concertadas y registradas en estos mercados.

Gran parte de estos agentes comerciales actualmente se encuentran nucleados en Centros de Corredores. En Argentina operan cinco Centros de Corredores con personería jurídica. Ellos son:

·         Centro de Corredores de Cereales de Rosario.  

·         Centro de Corredores y Agentes de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

·         Centro de Corredores de Cereales de Bahía Blanca.

·         Centro de Corredores, Comisionistas, y Consignatarios de Cereales y Oleaginosos de Santa Fe.

·         Centro de Corredores de la Bolsa de Comercio de Entre Ríos.

En forma conjunta estos cinco centros cuentan con 202 empresas asociadas. El nivel de agremiación es excelente ya que están asociados el 70% del total de corredores unipersonales y empresas de corretaje que operan en nuestro país. El Centro de Corredores de Cereales de Rosario es el que cuenta con la mayor cantidad de asociados en Argentina: 97 socios. Esta cantidad representa el 48% del total de corredores asociados a los diversos Centros en el país.

Los Centros de Corredores cumplen en Argentina importantes funciones, entre las que se encuentran:

a) Velar por los intereses de sus asociados y, en general, por los de la actividad de corretaje, gestionando su defensa.

b) Asumir la representación gremial de sus asociados ante los gobiernos, organismos públicos y personas físicas y jurídicas del sector privado; propugnando normas o cualquier tipo de medidas tendientes al mejor cumplimiento de su actividad.

c) Hacer respetar las disposiciones legales que rigen la actividad, las reglamentaciones y resoluciones establecidas por las Bolsas, las Cámaras Arbitrales y los mercados institucionalizados, como así también los usos y costumbres de plaza, procurando la uniformidad de sus prácticas.

d) Brindar información a sus asociados, como así también ofrecerles todos aquellos servicios que contribuyan a mejorar su formación profesional.

e) Formar parte, en representación del sector, de todas aquellas iniciativas que tengan por objeto el mejoramiento de la producción, industrialización y comercio de los productos que se negocien con su intervención; como así también fortalecer y promover la transparencia de los mercados en los que actúe.

La mayoría de estos centros tienen una larga historia de defensa de los intereses de los corredores. Específicamente, el Centro de Corredores de Cereales de Rosario, siendo el más antiguo, nació en el año 1908 al impulso de la gran transformación que registraba la República Argentina con su inserción en la economía internacional como productor de materias primas (granos, carnes y lanas, principalmente). Tengamos presente que la primera exportación de granos de nuestro país se realizó en 1878 y tuvo como escenario al Puerto de Rosario. El Centro de Corredores de Cereales de Rosario se constituye, precisamente, 30 años después de esta primera operación de despacho de granos al exterior.  

En aquella época, la realidad ya demostraba la eficacia e importancia de la función del corredor, ya que su intervención allanaba las dificultades que se producían en las operaciones de compraventa de granos debido a que el vendedor se encontraba radicado en el interior del país y muy lejos de las zonas de concentración de mercadería como eran el Puerto de Rosario, Buenos Aires, Bahía Blanca y Santa Fe. Los historiadores destacan las actividades de los primeros pioneros del corretaje a principios del siglo XX como era el caso de los hermanos Sauberan y sus continuadores, quienes iniciaron su labor de corretaje entre Casilda y Rosario, y luego expandieron su accionar a Buenos Aires y otros puertos.

En esos años, el corredor representaba al vendedor y se convertía en nexo y vaso comunicante para la obtención del mejor precio corriente en plaza para el cereal que se le confiaba en venta. Luego completaba la operación con la venta al comprador y la liquidación definitiva de la respectiva operación y la remesa de los fondos percibidos por cuenta y orden del vendedor.

En 1908, el mismo año en que surgía el Centro de Corredores de Rosario, la Bolsa de Comercio de Rosario inauguraba su amplio edificio de calle San Lorenzo al 1000 en la ciudad de Rosario. Los hombres del Centro de Corredores de Rosario eran socios de la Bolsa e intervinieron en las campañas por la modernización del Puerto de Rosario, la canalización del paso de Martín García y dragado del Río de Paraná y el contralor de las tarifas navieras y ferroviarias. Una muestra más de que la responsabilidad social empresaria de los corredores no es un rasgo que sólo se verifica en actualidad. Ya era una realidad palpable en los inicios del 1900 en pleno desarrollo de la Argentina agroexportadora.

 

 

Autor: Julio Calzada 

Fuente: BCR

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