Apenas el 30% de las empresas dan participación a las futuras generaciones

“En los últimos años aprendimos por la fuerza que no existe más la agricultura simple, que no implique caminar mucho por los lotes y que se maneje a control remoto”, aseguró Ricardo Negri en su participación en el Congreso Tecnológico CREA 2014 que se desarrolló simultáneamente en Santiago del Estero, Rosario y Mar del Plata.

El líder de la unidad de Investigación y Desarrollo de Aacrea recordó que cuando una  tecnología de insumos irrumpe, genera un aumento en el valor de la tierra, mientras que la tecnología de procesos no siempre traslada su valor a ese activo clave porque existen, en tal caso, diferencias entre empresas.

Sin embargo, advirtió que no hay ninguna tecnología útil “si uno no sabe a dónde va”. Por ese motivo, el desafío más grande de las empresas alcanza a los equipos de trabajo: dueños (estableciendo los intereses), directivos (indicando cuál es el camino) y gerentes (haciendo las cosas bien).

“Esto que parece muy simple no se observa en muchas empresas: algunas no tienen en claro cómo definir sus objetivos, mientras que en otras los objetivos están acordados con  los dueños”, comentó.

“Pensamos en el futuro, pero no lo hacemos adecuadamente. Apenas el 30% de las empresas dan participación a las futuras generaciones. La mayoría lo hacen individualmente, lo cual no es sustentable en el largo plazo. Si no se dan esas discusiones pensamos como gerentes hablando del resultado anual, pero no del futuro”, razonó Negri.

“Cuando no se sabe quién piensa en el largo largo plazo, difícilmente se pueda ser atractivo. Hoy nadie sigue a una persona si no le dice a dónde lo lleva. Si los gerentes no son claros al marcar el camino, difícilmente podrá sostenerse”, confió Negri.

La falta de estrategias simples implica que los empresarios no tienen en claro hacia dónde ir. Y esto termina influyendo al contextualizar a la empresa con el torno. Así, si el contexto presenta un entorno de posibilidades, invita a jugarse enteros. Pero si el entorno es amenazante, o no se avanza o se lo hace con mucha cautela.

“Por eso me asusta ver empresas que estando débiles en un contexto amenazador, no están en una posición de defensa. Y son muchas las empresas que están en esta situación. Pero también me asusta ver  que muchas empresas, que están fuertes, no perciben las oportunidades. La función social del empresario también tiene que ver con expandirse en momentos de fortalezas y de oportunidades y de diversificarse en momentos de amenazas”, concluyó.

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