Porque la decisión trasciende lo estrictamente económico: combina variables agronómicas, expectativas de mejora en el contexto macro y una estrategia productiva de más largo plazo.
Desde lo agronómico, hay un sostén muy importante a raíz del estado hídrico de los suelos. En gran parte de la región núcleo, los perfiles presentan entre un 70 a 80% de agua útil, niveles que permiten encarar la implantación con cierto respaldo, incluso en un escenario de lluvias invernales escasas. A esto se suman buenas perspectivas hídricas para la primavera, justo en el período crítico del cultivo.
El trigo vuelve a posicionarse como una alternativa clave
A diferencia de lo que sucedía varios años atrás, dónde el trigo no tenía peso en la rotación ni en el negocio agrícola, hoy el trigo es una pieza fundamental en la región núcleo para sostener rotaciones, aprovechar el perfil de humedad disponible, disponer de un ingreso a mitad del ciclo agrícola y planificar la producción con una mirada estratégica de mediano plazo. Sin embargo, incluso en un planteo de alta tecnología, donde los márgenes lucen positivos, todo puede cambiar si el clima da un paso en falso. Una helada tardía, una lluvia que no llega o un golpe de calor en el momento crítico pueden hacer que la inversión no se recupere. A eso se suma la volatilidad del mercado: los números cierran con los precios actuales, pero cualquier variación podría mejorar o agravar esta ecuación.
“Para que el Excel del trigo cierre, hay que meterle tecnología”
Y agregan: “una buena fertilización es clave; de lo contrario, se corre el riesgo de quedar a mitad de camino y perder dinero”. Esto es algo que advierten los ingenieros de Junín señalando también que: “actualmente, los valores de los fertilizantes son razonables. No se prevén grandes recortes en las aplicaciones”.
De entre los insumos, el precio de la urea hoy se ubica en valores considerados aceptables y junto al precio actual del cereal muestra una relación insumo/producto de 2,6. Este nivel se ubica debajo de la media de las últimas campañas, lo que mejora las posibilidades de apostar por una buena fertilización.
Los márgenes del cultivo trigo tienen una gran dependencia del nivel tecnológico que se aplique. Para entender los riesgos y beneficios del cultivo, hay que dar un paso más y hacer los números para al menos dos escenarios bien distintos entre:
– Planteo de alta tecnología, con 300 kg de urea incorporada en pre-siembra y 100 kg de MAP, apuntando a 55 qq/ha.
– Planteo de baja tecnología, con 200 kg de urea al voleo y 50 kg de MAP, con un objetivo de 35 qq/ha.
Con precios actualizados al 5 de mayo, en campo propio, el planteo de alta tecnología deja un margen de 171 u$s/ha. En campo alquilado, el resultado es de solo 40 u$s/ha. El rinde de indiferencia se ubica en 42 y 52 qq/ha (sin computar impuestos), respectivamente.
En cambio, el planteo de baja tecnología arroja 80 u$s/ha en campo propio, pero resulta negativo en campo alquilado: -68 u$s/ha. En este caso, los rindes de indiferencia son 29 y 38 qq/ha (sin computar impuestos), respectivamente. (GEA/BCR)