5.700 agencias de viajes y 18.000 hoteles del país están al borde del abismo

El análisis de Lisandro Cristiá, Ex–Presidente de ARAV, director de Argenway y Hampton by Hilton Bariloche.

El sector turístico nacional atraviesa su peor crisis histórica. La pandemia golpeó en todo el mundo pero Argentina parece decidida a experimentar las consecuencias de llevar a una actividad clave de su economía, tercer mayor empleador y generador de divisas, al borde del colapso.

Las claves del deterioro se ven con claridad en tres ejes: a) Parálisis total de la aviación comercial; b) Salida de Latam y sus consecuencias a mediano plazo; c) Prohibición del turismo aún entre provincias de bajos niveles de contagiosidad. 

Mientras en Europa, USA y resto de Latinoamérica se permiten conexiones aéreas entre ciudades con niveles de contagio similares y/o vuelos internos, Argentina no permite que ninguna de sus provincias se conecten, sin importar su cantidad de casos.

La salida de Latam Argentina después de 15 años en el país, la única compañía aérea que generaba algún contrapeso a Aerolíneas Argentinas, producirá enormes consecuencias negativas a mediano plazo. Aerolíneas es mucho más que una empresa de alta posición dominante en el mercado, es – de facto – la “secretaría de transporte aéreo de la nación”. Nada ocurre en el plano aerocomercial sin su planificación o visto bueno.

Si LATAM no aguantó, ¿cuánto lo harán las low cost? ¿En qué condiciones podrán “competir”? No sólo por el evidente peso de su posición dominante sino porque Aerolineas ni siquiera necesita ser rentable. Con potestad para asfixiar y mostrar la puerta de salida a sus colegas , el concepto de competencia es ilusorio. 

Las 5.700 agencias de viajes y 18.000 hoteles del país están al borde del abismo. Los ATP son una mínima contribución para incentivarlos a no seguir el camino de Latam. Pero hay un deterioro silencioso, de desarticulación de infraestructura y éxodo de recursos humanos hacia otros sectores, consecuencias que serán padecidas – principalmente – por las economías regionales. 

El sector turístico nacional se compone de decenas de miles de prestadores de servicios terrestres, excursiones, guías, comercios gastronómicos, rentadoras de autos, paseos fluviales, artesanos. El turismo interno es una actividad eminentemente federal, protagónica de la matriz económica de un gran número de pueblos y ciudades de provincias como Misiones, Salta, Rio Negro, Santa Cruz, Tierra del Fuego y Mendoza.

Por el lado de los mercados emisores, Santa Fe y Córdoba, por su bajo nivel de contagiosidad durante la mayor parte de la pandemia, podrían haber posibilitado una temporada invernal mínima para la mayoría de los destinos turísticos. 

El turismo no es un servicio esencial pero sí un enorme generador de empleo, divisas y movilizador de las economías regionales. No asistirlo adecuadamente, facilitar una mayor concentración aerocomercial en una compañía estatal y no permitir un retorno selectivo de la actividad, son políticas que generarán consecuencias negativas en todos los órdenes que lamentaremos en el futuro.

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