La aprobación que el Concejo de la Ciudad de Santa Fe le dio a la iniciativa de prohibir por completo a quienes ejercen la labor de “cuidacoches” en la vía pública, sumado a la rápida implementación que la Municipalidad capitalina hizo de la norma, puso en evidencia una vez más la problemática en Rosario, donde hay varios proyectos en relación a los “trapitos”, pero ninguno ha tenido un debate profundo y mucho menos un consenso.
Desde hace una semana que el ejecutivo de la ciudad de Santa Fe trabaja en el cumplimiento de la nueva la nueva ordenanza, aprobada a solicitud del intendente Juan Pablo Poletti, que regula esa actividad callejera y prohíbe las tareas “de cuidado y/o limpieza de vehículos en la vía pública”.
Ya los operativos en la ciudad capital de la provincia son ejercidos por agentes de tránsito y control detectando cuidacoches en la zona de estacionamiento medido, como primera etapa. Se los notifica acompañados por la policía y, ante una tercera advertencia, “la fuerza pública puede intervenir”, destacó el secretario de Gobierno y Control de la Municipalidad de Santa Fe, Sebastián Mastropaolo, en declaraciones públicas.
Desde la Municipalidad santafesina señalaron que los “cuidacoches” que aceptaron la disposición de la ordenanza N° 12.961/ “fueron invitados a formar parte de las cooperativas de trabajo que actualmente prestan servicio a la Municipalidad con tareas de zanjeo, barrido, mantenimiento de parques y plazas”, entre otras. En esa misma línea se buscan otras modalidades para “incluir” a aquellos que dejan de lado la actividad callejera.
Lo cierto es que esta situación denota la falta de acciones en Rosario para dar solución a lo que por un lado es una informal actividad lucrativa para personas de bajos recursos y por otra, una incomodidad constante para los conductores que necesitan estacionar en la vía pública, lo cuál muchas veces termina en discusiones, agresiones y extorsiones, constituyéndose en delitos.
EL DEBATE ABIERTO EN ROSARIO
Con esta situación en la capital provincial, el concejal Federico Lifschitz recogió el guante y presentó un proyecto similar, eliminando por completo la actividad de los cuidacoches en Rosario. “Tiene como finalidad erradicar la práctica informal del cuidado de vehículos en las calles dentro del éjido de la ciudad de Rosario”, reza la iniciativa.
El concejal socialista se reunió con autoridades de Seguridad y afirmó que, según datos del 911, se registran más de 300 denuncias mensuales por extorsiones y situaciones de violencia relacionadas con estos trabajadores informales. “Tenemos datos de que son organizaciones que tienen vínculo con el delito y que desarrollan la actividad de manera violenta y extorsiva”, agregó Lifschitz.
Recientemente el Concejo Municipal ha debatido una vez más en la comisión de Obras Públicas la realidad de los “Cuidacoches” en Rosario. En la reunión, presidida por la concejal Fernanda Gigliani, que se celebró el martes 7 de mayo, se intercambiaron distintas posturas con respecto a los “trapitos”, tema sobre el que inclusive hay distintos proyectos presentados.
En relación con la problemática, la edil de Iniciativa Popular consideró que era importante empezar a ordenar el debate, se refirió a la experiencia en la capital provincial y manifestó su oposición a la prohibición. “Es tremendo nunca hicieron nada y ahora lo prohíben”, aseguró quien tiene ingresado un proyecto donde planteó la regulación de la actividad a través de un “Padrón de inclusión socio laboral para cuidacoches”.
Por su parte, Lisandro Cavatorta, del bloque Justicialista, quien también es dueño de una iniciativa similar, indicó: “Debemos definir si vamos a prohibir o nos vamos a comprometer a meternos en el tema”. Su proyecto plantea la realización de un censo entre quienes realizan dicha actividad y la creación de un registro para luego otorgarles el permiso para funcionar como cuidacoches autorizados.
Cabe destacar que el concejal del PRO Carlos Cardozo, al igual que Lifschitz, es partidario de prohibir la actividad a quienes intenten “ejercerla”, pero además, propone sancionarlos con una multa de 100 a 200 mil pesos, con agravantes en caso de que el sindicado realice amenazas o extorsiones. Incluso se agravará aún más en caso de que participen “dos o más individuos en forma organizada”.
En tanto, el actual secretario general de la Municipalidad, Miguel Tessandori, quien fue el primero en poner el grito en el cielo ante la posibilidad de la sindicalización de “trapitos” en Rosario, dejó en el Concejo mientras era edil, un proyecto que buscaba modificar el Código de Convivencia y multar a aquellos que obstruyan el tránsito, hagan uso preferencial de la calzada o generen extorsiones”, así como también a quien presten servicios de “estacionamiento o limpieza” de parabrisas sin autorización de la autoridad, según reza el texto de la iniciativa que nunca llegó a ser debatida en el recinto.
Por último, Gigliani consideró, como corolario de la reunión de comisión e incipiente debate que comenzó allí, que se debe realizar una reunión conjunta que incluya a integrantes de las comisiones de Gobierno, Obras Públicas y Control y Convivencia Ciudadana, a fin de debatir en torno a los distintos proyectos presentados sobre cuidacoches.