La Municipalidad de Rosario presentó al Concejo Municipal un proyecto de modificación de la normativa que regula la preservación del patrimonio histórico, arquitectónico y urbanístico de la ciudad. El objetivo, explicó el subsecretario de Planeamiento, Pablo Florio, es “generar herramientas reales y sustentables para que cada propiedad patrimonial pueda mantenerse, restaurarse y seguir vigente en el tiempo”.
Actualmente, en Rosario existen alrededor de 5.700 inmuebles catalogados como patrimonio urbano. Sin embargo, solo 66 están en la categoría máxima de preservación (denominada “uno”), y de esos, apenas dos son considerados “uno A”, es decir, monumentos. “Ninguno de ellos cuenta hoy con una herramienta financiera real que permita sostenerlos económicamente”, advirtió Florio.
Una de las principales novedades del proyecto es la creación de la figura de “derechos de edificación transferibles”, un mecanismo que ya se utiliza en varias ciudades del mundo. La propuesta consiste en que, si un inmueble patrimonial está ubicado en una zona donde el código permite, por ejemplo, construir planta baja y ocho pisos, pero el edificio actual tiene solo dos, el propietario pueda vender esos seis pisos “sobrantes” a un desarrollador para que los construya en otro punto de la ciudad donde el municipio busca incentivar el crecimiento, como avenida San Martín al sur, avenida Alberdi, Mendoza al oeste o el corredor Rondeau. “La idea es que el propietario pueda obtener recursos económicos al vender esos derechos de edificación, y que ese dinero se destine primero a la restauración y mantenimiento del inmueble patrimonial”, detalló Florio.
Además, el proyecto plantea simplificar el catálogo de protección, haciéndolo más claro y operativo. Según explicó el funcionario, muchos inmuebles están hoy incluidos en el listado patrimonial pero sin una estrategia de preservación viable, lo que dificulta su mantenimiento, venta o desarrollo.
En la práctica, al ser catalogadas, las propiedades quedan fuera de las transformaciones urbanas que sí pueden realizarse en otros terrenos, lo que limita su valor de mercado y deja a los dueños sin alternativas más allá de sus propios recursos para conservarlas. “La mayoría de los propietarios quieren sostener sus inmuebles, pero no siempre tienen los medios. Por eso buscamos alternativas de financiamiento que lo hagan posible”, subrayó.
Frente a posibles críticas sobre una flexibilización que implique “dejar de lado la historia”, Florio fue enfático: “Es exactamente lo contrario. Queremos rescatar, resaltar y hacer posible la preservación. Buscamos que la arquitectura nueva pueda convivir con la histórica, como ocurre en muchas ciudades del mundo, para construir una mejor Rosario combinando pasado y futuro”.