La evolución del Río Paraná vuelve a ubicarse en el centro de las proyecciones climáticas, económicas y productivas para la región. De acuerdo con información del Instituto Nacional del Agua (INA), la Secretaría de Recursos Hídricos de Santa Fe anticipa que, durante noviembre, diciembre y enero, el caudal del río se mantendrá entre niveles medios-bajos y medios, sin indicios de crecidas extraordinarias en el corto plazo.
El análisis oficial fue elaborado a partir de los datos meteorológicos, hidrológicos y climáticos disponibles, que muestran un escenario dominado por precipitaciones inferiores a lo normal en gran parte de la cuenca. Esta situación está directamente asociada a la transición del fenómeno El Niño–Oscilación Sur (ENOS), que actualmente se encuentra en condiciones neutrales pero con tendencia marcada hacia La Niña durante el próximo trimestre.
Desde la Secretaría de Recursos Hídricos explicaron que este cambio en el régimen climático influye de manera directa en el comportamiento del Paraná, que suele responder con menores aportes y caudales reducidos cuando La Niña se fortalece. Esto impacta tanto en la navegación y logística, especialmente clave para la salida de granos, como en la disponibilidad hídrica para actividades productivas.
De acuerdo con las proyecciones para 2026, se espera que La Niña comience a debilitarse hacia mediados de marzo, dando paso a condiciones neutrales que se extenderían hasta mediado el año. Hacia el segundo semestre podría empezar a configurarse un escenario con mayor probabilidad de condiciones de El Niño, lo que implicaría un cambio en el patrón de lluvias y caudales.
En el corto plazo, la estabilidad del Paraná en niveles moderados ofrece cierta previsibilidad para los sectores productivos y logísticos. Sin embargo, la persistencia de lluvias por debajo de lo habitual obliga a extremar el seguimiento sobre la cuenca y sus efectos sobre el transporte fluvial, la actividad portuaria y la campaña agrícola en marcha.





























