El multimillonario CEO de Airbnb sigue alquilando una habitación de su casa

Por vivir una experiencia (y pagar la mensualidad de su piso en San Francisco) Brian Chesky, Joe Geebia y Nate Blecharczyk alquilaron tres colchones hinchables a tres desconocidos. Era el inicio de Airbnb, una empresa hoy que cotiza en bolsa y dirige Chesky desde el primer día.

Desde noviembre de 2022, Brian Chesky (Niskayuna, Nueva York, 1981), cofundador de Airbnb, alquila una habitación con cama XXL en su casa de San Francisco. Promete que el colchón ya no es hinchable, como los que puso en su salón con su compañero de piso Joe Gebbia en 2007, también en San Francisco, para alojar a los primeros tres huéspedes de Airbnb -airbed and breakfast-, compañía que crearon junto a Nate Blecharczyk unos meses después. No podían pagar el alquiler; en la ciudad se celebraba un congreso de diseño y no quedaba una sola plaza de hotel. ¿Cuál fue la inversión inicial?”Cero dólares. No teníamos dinero pero sí mucho tiempo. Estaba desempleado y sólo me quedaban 1.000 dólares en el banco”, responde el CEO de esta compañía de alquiler de alojamientos vacacionales que cotiza en Wall Street desde diciembre de 2020.

Con más de 7,7 millones de anuncios activos en 220 países, en su web hay disponibles desde una villa de cine, un palacio o incluso la casa de Up, suspendida por 8.000 globos de colores, como en la película de Pete Docter (2009), pero con ayuda de una grúa. Está en Nuevo México y es, junto a otras diez experiencias singulares, una de las grandes novedades de esta compañía, la categoría Icons. En su perfil de anfitrión, Chesky muestra su cara, confiesa a qué se dedica y que vive con Sophie, su golden retriever de 13 años. Una santa “que siempre quiere ser parte de las entrevistas”. Como de ésta.

¿Se acuerda de esos primeros extraños que durmieron en su casa?
Amol, un chico de la India, Michael, de Utah, y Catherine, de Boston. A nosotros nos pareció buena idea alojarlos en casa y vimos en ellos también entusiasmo. Aunque conseguimos lo suficiente como para pagar la mensualidad del piso, nunca lo hicimos sólo por dinero, sino por vivir una experiencia, y esta convivencia inicial es la que nos hizo avanzar en el proyecto. Fue especial y sigo en contacto con ellos, sobre todo con Amol. Cuando se viaja, y más en vacaciones, hay que traerse recuerdos y experiencias y en este mundo tan digital hay que quedarse con lo real.
¿Y cómo fue su primera noche como cliente? 
Fue el año siguiente, en 2008, en Austin, Texas. Me quedé con Tiendung Le, un estudiante de doctorado de la Universidad de Texas. Estuvo genial. Comprobé, desde esta perspectiva, que la idea funcionaba.
¿Confesó que era el jefe?
Tuve que hacerlo. Debía pagarle y no llevaba dinero encima. Le prometí que iría al cajero al día siguiente y se me olvidó. Debió de pensar que era un estafador… y le dije quién era. Esto nos inspiró a construir un sistema de pago en la propia web, que resultó ser nuestro modelo de negocio. Manejar ese dinero hace que la empresa sea sostenible. Ahora suena normal, pero no hace 16 años. Facebook y Google también empezaron con un servicio gratuito para conseguir tracción y poder monetizar su propuesta. Y mira lo que son ahora.
¿La clave del éxito?
Sí. Gracias a esta idea conseguimos ser uno de los mejores negocios en Internet. Amazon Payments y PayPal nos precedieron, pero nosotros integramos el pago en la plataforma, lo hicimos más simple. No inventamos la idea de que la gente se quedara en una casa ajena, pero sí un sistema que lo hizo fácil. El proyecto fue escalando y conseguimos que una noche [el 10 de agosto de 2019] cuatro millones de personas durmieran en uno de los alojamientos anunciados en Airbnb. ¡Qué locura! Y es sólo el principio de esta historia.
Aquí tres no son multitud.
¿Siguen siendo íntimos amigos?
Desde luego. Todos los años hacemos un viaje juntos. El destino de este verano aún no lo sabemos, pero probablemente sea al extranjero.
¿Cómo se trabaja esta relación?
Con buena comunicación. Y para tenerla hay que esforzarse constantemente. Es como si tuvieras que nadar en el océano:no puedes simplemente dejarte llevar, porque puedes acabar hundiéndote, tienes que remar, seguir intentándolo. Muchos equipos fundadores se rompen porque no están de acuerdo en algún punto y son inflexibles y tercos. Nosotros hemos venido a jugar y queremos que este partido dure mucho.
Por si acaso, ¿quedaron claras las reglas desde el principio?
En Y Combinator [incubadora de start up estadounidense] ya nos alertaron de que la primera causa de muerte de las empresas son las luchas entre los cofundadores. Nosotros nos seguimos llevando muy bien. Si Joe o Nate no hubiesen estado o simplemente no hubiéramos encajado como lo hicimos, no habría Airbnb. Éste es un deporte en equipo. Y me siento muy afortunado por haberles conocido y de haber lanzado este proyecto juntos.
Empezó sin recursos pero con tiempo y, ahora, será al contrario.
Desde luego [según Forbes, en 2023, su patrimonio neto era de 10.300 millones de dólares]. Es difícil equilibrar vida personal y laboral. Yo no tengo familia y, en un momento dado, Airbnb se convirtió en una especie de hijo. Como le pasa a muchos fundadores, me identificaban con la compañía y tengo que trabajar duro para separar el terreno particular del laboral, porque siempre hay algo pendiente que hacer. Llegué a trabajar siete días a la semana, día y noche, al principio de la pandemia, cuando perdimos el 80% del negocio en ocho semanas. Pero esto no puede ser el resto de mi vida. No me veo a este ritmo con 50 o 60 años, aunque esto es increíble.

Fuente: expansión

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